Érase una vez la historia de un himen corrupto, un columpio salvaje y un hago lo que sea para ganar un minuto en televisión. En una sola frase podemos resumir a Leticia Sabater y su «intenso drama» que algunos intentan convertir en parodia. Y no acabamos de entender por qué.
Ella, que vive de poner su toque a himnos gays como el YMCA, decidió someterse a una operación en Miami para la reconstrucción del himen y así poder sentir cómo es «perder la virginidad» de forma ortodoxa. La anterior fue fruto de… Una caída. «Perdí la virginidad a los 14 años con un columpio», reconocía en Sálvame Deluxe el pasado sábado. Es de las pocas declaraciones nítidas que hemos podido rescatar entre estupor y carcajadas.
Y la confesión: «Como me caí y me lo rompí, me operé porque de niña no pude sentir la sensación de ser virgen. Sigo siendo virgen de mi segunda virginidad», decía. ¿Y cómo era el columpio? «Uno de estos que tienen ruedecitas. Me caí y me rompí el himen, pero del tirón». Afortunadamente, la ciencia hace maravillas y ahora Leticia podrá tener una segunda oportunidad si se aleja de los parques infantiles. En sus manos está.