“Quería ‘curarme’ a la fuerza. Lo entendí así, pues me decía que no estaba bien ser como eres”. Con este relato impactante, eldiario.es publica hoy un reportaje sobre uno de los actos más lamentables jamás perpetrados por el ser humano.
En Perú, a muchas jóvenes lesbianas se les aplica lo comúnmente conocido como “violaciones correctivas” para intentar ‘paliar’ su homosexualidad. Si muestras en público que te sientes atraída por otra mujer, se te puede aplicar el ‘correctivo terapéutico’. Tremendo.
Una de ellas, escondida bajo pseudónimo, fue violada por un vecino amigo de su familia. “Un día, mientras estaba llorando en mi cama, sola, la puerta estaba sin seguro, así que entró. Se acercó a mi cama y me preguntó si estaba bien”, explica. El resto se lo pueden imaginar, con el agravante de que además se iba embarazada.
En el peor de los casos, estas prácticas también pueden desembocar en el suicidio de la víctima. Les hacen sentir que no son capaces de curarse, con unas secuelas psicológicas muy difíciles de controlar. Y si la joven se resiste y no acata de primeras que la homosexualidad es una enfermedad, se ejecuta la aberración de forma reiterada.
Tal y como cuentan desde distintas asociaciones LGTB peruanas, esto solo es una muestra más de las amenazas y contantes humillaciones públicas que las lesbianas todavía sufren en Perú hoy en dúa. Además, nadie o muy pocas víctimas llegan a denunciar estos casos, por lo que la normalización está muy lejos de ser lo que debería.
En el país andino no existe una regulación contra los delitos de odio o discriminación sexual. En junio de 2013, el Congreso rechazó aplicar sanciones por orientación e identidad de género y, un año después, aprobó un decreto que vetaba toda mención institucional al colectivo LGTB.
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