El pasado 19 de enero, las autoridades alemanas interceptaron en el aeropuerto de Leipzig-Halle (Alemania) un paquete de almohadas procedente de América del Sur. En su interior había 340 gramos de cocaína líquida envasados en 14 preservativos.
Aunque es bastante habitual descubrir este tipo de contenidos en el aeropuerto, los funcionarios de aduana se quedaron absolutamente estupefactos con el destinatario de los condones: La Ciudad del Vaticano, en Roma. La dirección no especificaba un receptor concreto. Es decir, cualquiera de los 800 residentes del Vaticano podría ser su destinatario potencial, incluso el mismísimo Papa Francisco como jefe de Estado del país soberano.
Aunque se emprendió una investigación policial para aclarar el caso, a día de hoy (y este es el motivo por el que se ha vuelto a reactivar la noticia) el paquete, valorado en el mercado negro en unos 40.000 euros, se encuentra retenido en la gendarmería del Vaticano esperando a que alguien lo reclame, según publica el diario germano Bild. ¿Habrá fumata blanca finalmente?