Tan sencillo y tan complicado de entender. El derecho a la identidad, coloquialmente aplicable a ser uno mismo, es uno de los aspectos legislativos que todavía constituyen una gran laguna en nuestro país. Más aún si eres menor de edad.
Por ello se hace tan necesario dar altavoz a iniciativas como las de Fundación Daniela, una organización sin ánimo de lucro que lucha contra la discriminación de jóvenes transexuales. A través de una campaña de firmas en la plataforma Change.org y un emotivo vídeo, solo piden equidad entre la identidad oficial y la identidad real. ¿Es tan enrevesado?
Da la terrible sensación de que sí. Su anhelo, una ley estatal integral de transexualidad se antoja necesaria para el desarrollo en libertad de la personalidad de cada uno. Ello implica la modificación de la Ley 3/2007, de 15 de marzo sobre la Adecuación del Asiento Registral. De lo contrario, se atentará contra la dignidad de la persona. Si hablamos de niños, el daño y trastorno pueden significar consecuencias aún peores.
En España, el Defensor del Menor ofrece una protección especial para poder desarrollarse de un forma lógica en los ámbitos físico, mental y social. No es suficiente. La obligatoriedad de tener que usar nombre y sexo basándose únicamente en la apariencia externa sigue vigente si no has cumplido los 18 años. Mientras la ley vaya por detrás de las necesidades sociales, iniciativas como la de Fundación Daniela se tornan fundamentales. Enhorabuena, y a seguir.