“Tiene que haber una limpieza”. He aquí un político comprometido. Lástima que George Boateng, aspirante a la presidencia de Ghana, esté más preocupado por la exterminación de la homosexualidad que de cualquier otra cosa.
“Hay demasiada indisciplina en Ghana, bajo mi presidencia se podrá condenar a un gay en los tribunales a muerte por fusilamiento”. Lo que además sería “un evento púbico para que todos lo presencien y sirva como elemento de disuasión”. Tremendo.
Un programa ciertamente elaborado. En la actualidad, la homosexualidad en Ghana sigue siendo ilegal y se penaliza con hasta 3 años de prisión. Parece que a Boateng no le parece suficiente.
En el país africano, desde otras instituciones como la Iglesia se guarda un silencio que inquieta a más de uno, incluido Boateng. En este sentido, hace unos meses una voz autorizada como el profesor Moisés Foh-Amoaning llamaba a alzar la voz para que las catedrales no se llenen de homosexuales. “La postura inactiva hará que la casa de Dios se rija por homosexuales malos”, argumentaba. Sobran las palabras, hasta aquí hacer publicidad de los homófobos.