“Al señor Tomás Gómez se le ocurrió llevar a un travestido porque era muy guay”. Con esta reflexiva absurdez, Xavier Horcajo, director de La Gaceta, calificaba a Carla Antonelli en el programa de Intereconomía El gato al agua.
Martu Garrote, compañera de partido de Antonelli, intentaba aplicar el sentido común con un “la compañera Carla no es un travestido, es una mujer transexual”, pero Horcajo ya tenía su elaborado argumentario recién horneado en casa. “Te equivocas. Si alguien no está operado no puede llegar a la condición de transexual. ¿Me explico? La compañera Carla fue metida ahí porque lo quiso alguien”, explica el periodista, con unos conocimientos sobre identidad de género fuera de lo común.
Si a ello añadimos que en 2011 ya se refirió a la diputada por la Asamblea de Madrid como “Carla, Carlos, Carlitos, Carlines, chica, chico, chique o lo que sea Antonelli” comparándola con un “enfermo de sida o síndrome de Down”, todo se vuelve aún más repugnante si cabe. Y que den altavoz a este tipo de personajes…