James y Murray, pareja gay de 72 y 78 años respectivamente, creían haberlo visto todo. Se equivocaban. El miércoles de la semana pasada, un cobarde y sucio correo de la comunidad de propietarios de su apartamento en Melbourne les instaba de muy malas maneras a que retirasen la bandera LGTB que preside su balcón. Si se negaban, emprenderían acciones legales contra ellos.
La carta sugiere que la pareja estaba violando las normas de la comunidad, pues se entiende que estaban mostrando material publicitario y, además, estaban quebrantado el disfrute pacífico de los demás vecinos. Probablemente, esta pareja que lleva medio siglo conviviendo no había visto nada tan surrealista en todo ese tiempo. La bandera, comprada en febrero, ha sido retirada de momento para evitar polémica, tal y como se explica en el diario The Age.
Uno de los protagonistas afirmaba estar “seguro de que es homofobia, ¿por qué si no iban a molestarnos? La bandera está en una terraza enorme y no está a la vista”. Mientras, la comunidad se escuda en que solo pretende respetar la fachada del edificio: “Se ha de mantener un aspecto uniforme. Cortinas, persianas, ventanas”. Ridículo.