SHANGAY ⇒ ¿Has cambiado mucho en los cuatro años que han pasado desde tu último disco?BEBE ⇒ He evolucionado, todos tenemos que crecer, joé. No volvería hacia atrás, no porque me fuera mal, sino porque estoy encantada con ir acumulando etapas. Solo pido salud para vivir esta nueva.
SHANGAY ⇒ En general, la gente te detesta o te ama. ¿Ha sido siempre así?
BEBE ⇒ Sí, ¿no? Yo tampoco soy de medias tintas, sino extremista en muchas cosas. No puedes pretender gustarle a todo el mundo. Me resulta muy divertido cuando me conoce alguien que no me soporta y me lo meto en el bolsillo, que es algo que me pasa. Mucha gente se ha creado una imagen de mí que no tiene que ver conmigo.
SHANGAY ⇒ ¿Tiene que ver esa imagen con el hecho de que seas tan echá p’alante?
BEBE ⇒ Sí… Y porque los medios cuentan las cosas a su manera. Y porque hay gente que no profundiza, que no se toma la molestia de ver qué haces realmente. A mí también me pasa con músicos, que un día te pones a escucharles con atención y te llevas grandes sorpresas.
SHANGAY ⇒ ¿Con quién te ha pasado recientemente?
BEBE ⇒ Con Enrique Iglesias. Por lo visto, el año pasado Bailando era un coñazo porque se escuchaba por todas partes, pero yo estaba de gira, a mis cosas. En Semana Santa estaba en Marbella con una muy buena amiga mía que le conoce, y le comenté que quería que me lo presentara, porque me encantaría cantar con su padre.
SHANGAY ⇒ ¿Con Julio Iglesias?
BEBE ⇒ Sí, me chifla. Y como se están muriendo todos mis grandes, empezando por Paco de Lucía, quiero hacer algo con alguno de los que me gustan de toda la vida. El caso es que puse Spotify y me saltó Bailando de repente. Me quedé como “!¿perdona?!”. Cada vez me gusta más. Y a mi hija [Candela, de 5 años] también. No me extraña que haya sido un exitazo, claro, es la polla. Ese tipo de sorpresas, que te hacen comerte tus prejuicios, son muy gratas.
«ME RESULTA MUY DIVERTIDO CUANDO ME CONOCE ALGUIEN QUE NO ME SOPORTA Y ME LO METO EN EL BOLSILLO»
SHANGAY ⇒ ¿Qué has hecho durante estos años?
BEBE ⇒ Tres giras por Sudamérica y otras dos en Rusia. La última por Sudamérica fue la hostia: yo sola con mi guitarra por teatros. Desde que empecé tocando en bares no había vuelto a presentarme sola. Acostumbrada a actuar con banda durante tantos años, de repente era un reto importante. Necesitaba hacerlo, fue un currazo muy positivo. También fui mamá, y la maternidad también la estoy disfrutando muchísimo. He estado muy animadita, vamos.
SHANGAY ⇒ Pero el disco transmite un desgarro interior heavy…
BEBE ⇒ La felicidad no está reñida con el desgarro que una siente por dentro. Ese desgarro puede ser resultado de lo feliz que eres, o de la manera en que sientes las cosas, o de tus reflexiones. También es verdad que mientras hacía este disco he perdido a gente importante para mí y he tenido que romper con cosas del pasado, pero también le he querido dar gracias a la vida. Mi hija ha salido a mí en eso, es muy sensible, sentimos las cosas de una manera intensísima.
SHANGAY ⇒ Con este disco, ¿te postulas a futura gran dama de la canción?
BEBE ⇒ Ese es el punto al que quiero llegar en mi vida. Por eso en este disco canto más que nunca, y el piano es el gran protagonista. Siempre decía “el piano, para cuando sea mayor”. Me voy dejando cosas pendientes para no repetirme en los discos e ir buscando otros caminos. El siguiente álbum ya lo estoy maquinando desde hace tiempo… Si la vida me permite llegar a los 60, por ejemplo, no quiero estar cantando como si tuviera 20, ni quiero seguir yendo de gira como si fuera una titiritera. Ahora, con 37, ejerzo de señora, y me encanta.
SHANGAY ⇒ Te vemos con un look más femenino, menos desarrapada que en otras etapas…
BEBE ⇒ Siempre he sido más como se me ve ahora. Nunca he pertenecido a ninguna tribu urbana, aunque soy amiga de todas.
SHANGAY ⇒ ¿No has sido perroflauta?
BEBE ⇒ ¡Qué va! Si yo de más joven parecía francesita, con mis vestiditos y mis chaquetitas, monísima, solo alguna vez iba de chicazo. Lo que pasa es que cuando tuve ese éxito tan fuerte al principio fue tal la exposición que cualquier gesto que hacía era cuestionado. No me sentía natural, vivía en una paranoia constante, no tenía tiempo para nada, y me dio por ir como iba, siempre de negro, con mallas…
SHANGAY ⇒ ¿Cómo superaste aquello?
BEBE ⇒ Yéndome de viaje un tiempo. Cuando volví con Y. ya estaba mejor, me había vuelto a encontrar conmigo mismo, podía mirarme de nuevo al espejo, sentía que podía seducir, que la gente ya no me miraba continuamente por la calle… Volví a ser yo misma. ¡Si yo soy de las que se arreglan para ir a recoger a su hija al colegio! Y es precioso cuando me dice “mamá, ¡qué guapa vienes hoy!”.
«NUNCA HE PERTENECIDO A NINGUNA TRIBU URBANA»
SHANGAY ⇒ ¿Se te ha quedado mal recuerdo del éxito brutal que tuviste con tu debut?
BEBE ⇒ No, lo recuerdo como algo maravilloso. Yo solo me quedo con lo bueno de la vida. Lo único es que fue una época con un nivel de trabajo muy grande y mucha exposición, pero volvería a repetirlo todo. Fui una privilegiada.
SHANGAY ⇒ ¿Llevas mejor ahora que el trabajo no sea tan absorbente?
BEBE ⇒ Sí, sí. Hago lo que me gusta y gano para vivir muy bien, ¡cómo me voy a quejar, coño! Y tampoco quiero ser la más rica del cementerio. Quiero disfrutar de los trabajos que hago y, sobre todo, del tiempo con mi hija. Preparar este disco ha sido especialmente bonito, porque lo he podido hacer en casa. En el garaje me he montado un salón maravilloso en el que tengo todo mi mundo metido, y estoy perfectamente conectada con Candela. La dinámica era: pasaba la mañana en el estudio con Carlos [Jean], la tarde con mi hija y cuando ella se acostaba, entraba ya en el proceso más profundo.
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SHANGAY ⇒ ¿Eres animal nocturno para trabajar?
BEBE ⇒ Sí. Para crear necesito intimidad, y haberme alimentado durante el resto del día: leer, escuchar música… Había noches en que me tenía que obligar a tumbarme en el sofá a eso de las 5 para descansar un par de horas antes de que mi hija se levantara y nos tuviéramos que preparar para ir al cole, imagínate lo que descansaba.
SHANGAY ⇒ Suena como un proceso muy cotidiano y cercano, nada que ver con lo que imaginamos de la grabación de un disco de una artista que ha vendido millones…
BEBE ⇒ Si es que seguro que hasta Beyoncé lleva una vida más normal de lo que imaginamos. Mi época más rocanrol y gamberreo ya la tuve, y la disfruté mucho. Ahora llevo otro rollo desde que soy madre, pero es igual de divertido. Incluso me llevé a mi hija a unos conciertos que di en Bulgaria, con la babysitter, y nos lo pasamos increíble. Mi hija es carne de hotel, como yo, le encantan.
SHANGAY ⇒ Madonna ha dicho que no volverá a actuar en Rusia como muestra de su rechazo a la escalada de homofobia que se vive en el país. ¿Tú harías algo parecido?
BEBE ⇒ Yo no quise tocar en Israel cuando me invitaron hace años. ¿No ir a Rusia por la homofobia? ¿Y dejar solos a los chicos que te quieren ver? Cuando Madonna actúa allí hace más bien de lo que imagina, e imagino que si no va es por lo que estén jodiéndole a ella por otro lado… O a lo mejor ya no tiene más ganas de involucrarse en esa lucha, que sería lícito. Yo no solo iría, ¡es que he ido! Con lo que me gusta ver a las mariquitas allí en primera fila. Y en San Petersburgo sobre todo, no sabes la cantidad de lesbianas que fueron al concierto.
SHANGAY ⇒ Por cierto, imposible no recordar tu versión de ese gran himno gay que es A quién le importa, que grabaste para un disco homenaje a Carlos Berlanga.
BEBE ⇒ Fue una idea de mi mánager de entonces [Javier Liñán], que me propuso que la hiciera como un tango. ¡Quedó tan bonita! Cuando se murió Pedro Zerolo, iba por la mañana en coche al estudio y de repente la escuché en la radio. Pensé “¿Esta canción a estas horas? Ha tenido que pasar algo”. Yo ni sabía que Pedro estaba tan malito, y cuando dijeron que la ponían como homenaje a él me quedé flipá, me dio una penita…
«NO SABES LA CANTIDAD DE LESBIANAS QUE FUERON A VERME EN SAN PETESBURGO»
SHANGAY ⇒ ¿Por qué apuestas por un espíritu más sobrio en esta nueva etapa?
BEBE ⇒ Porque según cumples años te vas quitando capas. Cuando eres más joven pruebas con muchas más cosas, pasa igual en la manera de vestir. Yo ahora casi todo lo que compro son básicos; vas limpiando el armario y depurándote. Con la música, también.