No, Nao Albet tampoco entendió nada de El público la primera vez que se puso a leerla, cuando Àlex Rigola le ofreció participar en el brillante montaje que se puede ver en el Teatro de La Abadía hasta el 29 de noviembre. Pero le van los riesgos, y vio claro que esta función lo sería. Porque en ella no solo actúa, Rigola le propuso que diseñara el espacio sonoro: tendría que poner música y sonidos a la obra más abiertamente personal, y gay, de Lorca. “En el segundo acto la dejé, no entendía nada. Al cabo de una semana la cogí otra vez , y me dio la sensación de que no me había enterado ni de la mitad, pero ya fue otra cosa”.
No es una obra fácil, pero sí muy estimulante por su riqueza poética. En ella, Lorca reflexiona sobre su condición de autor y sobre su homosexualidad, dando pie a una especie de salida del armario catártica que se representó por primera vez en 1987 –cuando había sido escrita en 1930–. Si este año tuvo lugar el estreno mundial en el Teatro Real de una ópera basada en este texto, ahora La Abadía presenta un montaje que invita a entender mejor qué quiere decir concretamente Lorca en ella. “Àlex quería ayudar al espectador a entender mejor los símbolos que maneja Lorca. Y todo lo que se pueda perder en contenido se gana en forma”.
Confiesa Albet que, incluso ahora que lleva ya semanas representándola, tiene problemas a la hora de entender determinadas frases de su personaje, un caballo que representa esas pulsiones (homo)sexuales que Lorca no logró vehicular como hubiera querido en vida. Para lo que no tuvo problema fue para memorizar el texto. “Como actor, siempre me es más fácil aprenderme un texto bien escrito, como este. Tiene una poética que se te queda fácilmente, como sucede con las obras de otros grandes como Shakespeare. Cuando me ha tocado memorizar un guion o una obra que no son tan buenas, me ha costado mogollón aprendérmelas”.
«NO SÉ QUÉ LES PASA A LOS DIRECTORES CONMIGO, QUE SIEMPRE QUIEREN QUE ME DESPELOTE»
Siendo este un montaje de enorme insinuación homoerótica, no sorprende que Nao Albet se pase toda la función desnudo. Él no le da mayor importancia, porque ni es pudoroso ni es la primera vez que aparece sin ropa en un montaje, o en una película. “Es como la quinta vez que salgo en pelotas, no sé qué les pasa a los directores conmigo, que siempre me piden que me despelote. Yo, encantado de la vida”. Pone más reparos si tiene que aparecer desnudo en televisión o cine. “Es más delicado, porque todo el mundo se puede guardar esas secuencias y pajearse mirándome, y eso me importaría un poco más”. De hecho, sí circulan por la web los fotogramas de la película El dios de madera, en la que interpretaba un personaje gay, y en la que aparecía brevemente desnudo. Aunque resulta mucho más explícito su integral en El público, pero no le da importancia. “Hay que tener una mirada muy perversa para, dentro de una obra de arte como esta, buscar un componente sexual en el artificio que se está creando. Aunque es cierto que hay momentos de una sexualidad muy fuerte”.
En una obra de una sensualidad gay tan marcada, Albet agradece que el director huyese de lugares comunes a la hora de representar los símbolos y las relaciones homoeróticas que trufan el montaje. “Y eso que de primeras me preocupé un poco cuando Àlex nos dijo que algunos actores íbamos a salir en pelotas cubiertos de aceite. Me dije, ‘espero que esto no vaya a ser una mariconada como de sauna gay’. Y no lo es; el contenido está, obviamente, pero no visto a través de una mirada perversa”.
¿Cuáles son los personajes gays más relevantes de su carrera? ¿En quién se inspiró para la pluma ochentera que despliega en Cuéntame? Pasa página
Es El público una marca más que añadir a su currículum de personajes e historias gays, que no son pocos. Desde que encadenó la función Los chicos de historia y la película El dios de madera (2010), han sido muchos más los homosexuales que ha encarnado, y son varias las plumas que ha investigado en su ya larga –aunque solo tenga 24 años– carrera. “Sin ser gay, hay que ver la de homosexuales que he interpretado, sí. Cuando tienen pluma, es cojonudo, me divierte mucho hacer de loca. Siempre las interpreto desde el máximo respeto, y siempre es guay”.
«ME DIVIERTE MUCHO HACER DE LOCA. SIEMPRE LAS INTERPRETO DESDE EL MÁXIMO RESPETO»
Si tiene que destacar un gay con pluma de los que ha interpretado, lógicamente habla de Marcelo, el personaje que lleva ya cinco temporadas interpretando en la serie Cuéntame. “Justamente me incorporé cuando se empezaban a retratar los 80, la movida madrileña, esa época de explosión de homosexuales que se dejan llevar… Me fijé en McNamara, en Almodóvar, reportajes de la época, y vi por dónde ir. Marcelo no tiene ningún problema en ser excesivo, la más loca de la sala, da mucho juego”.
Ya está grabando la nueva temporada de Cuéntame (“pinta muy bien”), y seguirá en Madrid hasta finales de mes con El público. Después, vuelta a Barcelona, donde le esperan dos nuevos proyectos teatrales –antes, el 23 de noviembre, se escapará a la gala entrega de los Premios Butaca, a los que está nominado no como actor, sino como creador del espacio sonoro de Incerta glòria, de Àlex Rigola–. Y en febrero, a Bélgica, a colaborar con la compañía Needcompany, que le entusiasma. “Coincidimos en la Bienal de Venecia, me fliparon y me ofrecí para trabajar con ellos de asistente o de lo que fuera, y me dijeron que sí”. No puede estar quieto este Nao. “Me gusta estar metido en un montón de proyectos a la vez. Ya tengo una nueva obra que quiero escribir en la cabeza, ensayando con un nuevo grupo de música con el que estoy… No puedo parar”. Y cumple (solo) 25 años en diciembre…
LA OBRA EL PÚBLICO SE REPRESENTA EN EL TEATRO DE LA ABADÍA DE MADRID HASTA EL 29 DE NOVIEMBRE