7 de abril de 2014. Julio y Joustin, una pareja gay peruana, estaba cometiendo el grave error de mostrarse cariño en un centro comercial de la capital de su país, Lima. Y claro, ante tal aberración, fueron increpados por un vigilante de seguridad y obligados a despegarse.
También un dependiente de uno de los establecimientos les amenazó incluso con llamar a policía, tras dejar claro que no podían hacer lo mismo que hacen las parejas “normales”, las formadas por “hombre y mujer”.
Afortunadamente, el caso fue llevado por las víctimas hasta la máxima instancia del Instituto de Defensa y Protección al Consumidor (Indecopi), que ha especificado que hubo discriminación por orientación sexual. El tribunal especifica que “frente a un trato discriminatorio, un establecimiento no puede escudarse alegando que tan solo ha sido un empleado suyo quien habría cometido la discriminación”.
El centro comercial, tras alegar que “no se discrimina por motivos de raza, religión, orientación sexual, condición física o económica ni por ningún otro motivo”, recibirá una multa de 30.800 nuevos soles (9.000€ aprox.), que deberá pagar en un plazo máximo 15 días. El cariño, afortunadamente, sale caro.