“Somos exhortados a una pastoral de la acogida de las personas homosexuales y sus familias, evitando la invisibilidad y trabajando en el acompañamiento de la diversidad”. Con declaraciones como esta, la Iglesia Evangélica Española decidía acoger a la comunidad LGTB gracias a la aprobación de la declaración de Mamré, “un trabajo de reflexión bíblica y teológica del cuerpo pastoral de la Iglesia Evangélica Española sobre la inclusividad de las personas homosexuales”.
Ya en 2005, la orden lanzaba un comunicado donde apoyaba la aprobación del matrimonio igualitario en nuestro país, decisión que se tomaba por aquel entonces en el Congreso de los Diputados. Ahora, lo ha vuelto a hacer. En su último Sínodo general, uno de los apartados a rectificar era esta medida, aceptada bajo consenso “en comunión con la reflexión y la praxis en las que nuestras iglesias hermanas de referencia, reformadas y metodistas, están avanzando en muchos lugares del mundo”.
Fundada en 1869 y miembro del Consejo Mundial de Iglesias o de la Conferencia de Iglesias Europeas, entre otras organizaciones, ha recibido la felicitación de numerosas organizaciones LGTB. No es para menos: en España se trata de un oasis contra la discriminación si nos centramos en el mundo eclesiástico. Enhorabuena.
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