“No se atreven a salir de sus habitaciones”. Con esta declaración, un portavoz del ejército holandés dejaba clara cuál era la situación de cinco de los refugiados alojados en Amsterdam. Su pecado, ser homosexuales, lo que ha provocado unas insoportables amenazas que les ha obligado a cambiar de emplazamiento.
Tras confirmar que en la capital no se podía “garantizar su seguridad”, eran trasladados hasta la zona de Parool, según informa Dutch News. Se trata de cinco jóvenes, tres sirios, un iraquí y otro iraní que incluso han llegado a recibir agresiones físicas. Ahora, tal y como explicaba el Ministro de Justicia Juvenil Klaas Dijkhoff, nos encontramos con el problema de “estigmatizar” la homosexualidad por el hecho de haber tomado esta medida.
En contraposición aparece la concejala Simone Kukenheim, que afirmaba los homosexuales “son si cabe más vulnerables y considero que es crucial que tengan un ambiente seguro para recuperarse y recibir atención”. Básicamente, de eso se trata.
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