“Estoy feliz”. Alejandro gritaba a los cuatro vientos cómo se sentía tras pasar por el biombo de Cámbiame. Antes, se definía como un “lienzo en blanco” y confesaba haber sufrido bullying en el colegio. El nulo apoyo de su padre, que no le dejaba entrar a su bar, tampoco le ha ayudado a levantar su autoestima.
Pero allí estaba Pelayo, que tras sentirse identificado con el muchacho, se iba a poner manos a la obra. “¡Nada de extensiones azules ni plumas!”, advertía, pese a que los iconos de Alejandro eran Lady Gaga y La Pelopony. Fuera el pelo rojo, y adelante con calcetines estridentes y tirantes por encima de las demás prendas. Él solo quería vestir de una forma diferente y no tener que pedir permiso…