• Miguel Narros como nexo en común.
LUIS LUQUE: A raíz de trabajar los dos con Narros surgió la amistad. Ha pasado muchas veces que se desarrolla una relación entre actrices y directores; cuando encuentras un vehículo de amistad, compartes una visión común del teatro que te gusta y puedes contar con una actriz tan divertida, fresca e inteligente como María, es inevitable que suceda algo así.
MARÍA ADÁNEZ: Le conocí como ayudante de dirección de Narros en Salomé. Era lo primero que hacíamos los dos con Miguel. Nunca he conocido a ningún ayudante como él, tan comprometido con el trabajo y que diera tanto cariño. Descubrí a una persona muy humilde, creativa y sensible, con madera de director. Y confié con él desde el principio, sin saber por qué.
• La escuela de la desobediencia, inicio de un ciclo de mujeres que se rebelan contra la sociedad que continúa con Insolación.
Luis: Que María aceptase protagonizar un texto tan salvaje, en el que se hablaba todo el rato de pollas y coños, me demostró que apostaba por mí. Cosas del destino.
María: Fue una idea de Andrea D’Odorico, que le encargó el texto a Paco Bezerra. Y de Paco es el texto de nuestro próximo proyecto juntos, El pequeño poni, sobre el bullying.
Luis: Será nuestra tercera colaboración. Ya le he dicho que tendrá que trabajar en algún momento con otros directores…
María: Sí, ¡porque tú ya estás trabajando con otras mujeres! ¡Estoy atada a él! Y encantada, porque lo hacemos por puro placer. Cuando trabajas con gente a la que quieres mucho es como trabajar en familia. Nos comentaba una amiga el otro día eso, que Luis y yo hasta ahora siempre colaboramos en funciones que muestran la revolución sexual de la mujer.
Luis: Ha sido un poco casualidad, pero me encanta. Los personajes femeninos siempre son mejores, porque lo tienen todo en contra. Y una actriz tan conocida como María se enfrenta a una enorme exigencia como mujer: siempre tiene que estar perfecta y monísima… De esas cosas hablamos mucho. Y cuando vemos una historia como la de Insolación, que trata esas cuestiones, nos tiramos de cabeza.
“Trabajar con alguien a quien quieres mucho es como trabajar en familia” (María Adánez)
• Pasión común por el eterno femenino.
María: En el teatro, gracias a dios, hay una gran variedad de personajes femeninos interesantes. ¡En él podré seguir contando historias cuando sea vieja! [risas]. No todos los hombres, ni todas las mujeres, saben reflejar bien el universo femenino. Luis sí. Y no todos los directores homosexuales saben cómo plasmarlo, eso es un tópico. Pero Luis tiene una gran inteligencia emocional y mucho olfato a la hora de hablar de la mujer.
Luis: Yo me declaro feminista. Un término que se suele utilizar con cierto tono peyorativo, relacionándolo con lesbianas de pelo corto y machurronas.
• Rechazo en Insolación a la naftalina.
María: En eso Luis es un maestro. Aquí se demuestra en todo, desde la escenografía, que es muy abstracta, hasta en la luz. Su gran reto era conseguir que nuestros personajes estuvieran vivos. Es algo que los dos aprendimos de Narros, que hay que huir de esa manera engolada de dar vida a personas de otra época.
Luis: Es que seguimos teniendo muchas referencias de un teatro decimonónico, antiguo; yo huyo de ellas. Por eso en esta función no hay paredes, ni teteras, no se habla de manera engolada. Hemos querido ofrecer una comedia fresca…
María: Como es la escritura de Emilia Pardo Bazán, muy poderosa. En su texto no hay traumas ni una reivindicación combativa de la mujer. Ella hizo lo que le dio la gana en su época, no fue abanderada de nada, y sin embargo fue una gran feminista.
• Madonna como inspiración en Insolación.
Luis: Es mi gran icono. Y en la historia de la mujer madura que se enamora de un hombre más joven que contamos he visto paralelismos con la vida de Madonna. Porque a los hombres, cuando pasan de los 50, les dicen que están muy interesantes con las canas, pero una mujer como Madonna, a su edad, ¿ya no puede ser sexual? ¿Te imaginas, María, mezclar Madonna con Pardo Bazán? ¿Y que acabaras la función bailando Vogue?
María: Si Luis incluso me dio una indicación cuando estábamos preparando la función y me suelta “A ver, María, que ahí no eres como Madonna en Ibiza” [risas]. Todo porque salía con la cabeza cubierta con un fular…
“El estrés emocional nos viene muy bien para el teatro” (Luis Luque)
• El deseo de romper con ideas preconcebidas.
María: Las mujeres que interpreto en el teatro están más cerca de mis gustos, son retos más interesantes como actriz. Durante años, por mis trabajos en televisión, he sido como una Meg Ryan o una Jennifer Aniston. En esta profesión es muy difícil ‘desencasillarse’, y que seamos dueños de nuestras carreras solo sucede durante unos años. Estando yo en uno de los momentos de mayor éxito televisivo de mi vida con Aquí no hay quien viva, entró en escena Miguel Narros, que me dio Salomé. Gracias a personas con una intuición muy grande, que te huelen y confían en ti, haces personajes con los que sales de tu zona de confort. Eso me pasa con Luis.
Luis: Lo que pocos saben es que muchos grandes cómicos son por dentro grandes sufridores, con grandes personalidades dramáticas. La tragedia y la comedia están muy cerca la una de la otra; María, que maneja la comedia fantásticamente, es una mujer dramática, con mucho que decir. El teatro te da pie a desarrollar todo eso si rascas. Porque para una mayoría eres ‘la pija’, ¿no? Si quienes no salimos en la pantalla tenemos nuestras crisis de identidad, ¿cómo no las a va a tener María, a la que están señalando constantemente? Al final, ese estrés emocional nos viene muy bien para el teatro.
• Les encanta hablar de sus cosas.
Luis: Nos podemos pasar horas al teléfono. Muchas veces, de hecho, si me llama y veo que no tengo media hora libre, le digo que no puedo hablar, o directamente no le cojo el teléfono.
María: En mi profesión, lo personal y lo profesional están siempre muy ligados. Los actores somos en el fondo bastante vulnerables dentro de nuestra fortaleza, expuestos en el escenario, y Luis, como director, con toda la presión tras él. Y los dos con tantas ganas de ofrecer algo bonito en el María Guerrero. Pero estamos expuestos a muchas opiniones, y hay que aprender que no puedes gustar a todo el mundo. Hay que tener deportividad siempre. Y en las adversidades nos mimamos mucho…
Luis: Me aguanta más ella a mí que yo a ella.
LA OBRA INSOLACIÓN SE REPRESENTA EN EL TEATRO MARÍA GUERRERO (C/TAMAYO Y BAUS, 4 · MADRID) DEL CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL HASTA EL 24 DE ENERO.