“La Iglesia no existe en el mundo para condenar, sino para favorecer el encuentro con ese amor visceral que es la misericordia de Dios. Para que eso ocurra hay que salir, salir de las iglesias y de las parroquias”. Con este mensaje, el Papa Francisco vuelve al panorama LGTB en nuevo intento por acercar la Iglesia al colectivo.
En un libro-entrevista publicado el pasado martes en 86 países, y donde él mismo se reconocía “pecador”, el pontífice intentó limar asperezas donde tal vez ya no encuentre la respuesta deseada. Titulado El nombre de Dios es misericordia, reproduce en 120 páginas una conversación con el vaticanista italiano Andrea Tornielli donde los homosexuales, los divorciados que se vuelven a casar o la corrupción son temas prioritarios.
“En este libro cuento experiencias de mi vida”, explica Francisco, que parece que intenta cambiar la forma de pensar de la institución que preside. ¿Lo conseguirá? ¿Nos lo creemos?
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