No hablemos aún de homofobia. Seguro que hay una meticulosa y razonable regla por la cual el capitán de un equipo no puede portar un brazalete color arcoíris. Eso mismo ha denunciado Tobias Karlsson, líder de la selección sueca de balonmano, tras recibir un no de la EHF, organismo que rige este deporte: “El brazalete se considera parte de la equipación, y por lo tanto debe predominar uno o varios colores de la nación a la que representa”, sentencian.
Karlsson, firme defensor de los derechos de los homosexuales, pretendía portarlo durante el Campeonato de Europa que se disputará este mes en Polonia. Además, había sumado para la causa a sus colegas de Noruega e Islandia, que tampoco podrán. La federación, por miedo al impacto que pueda suponer exhibir algo así en un lugar que ha rechazado el matrimonio igualitario tres veces, se pone del lado de la discriminación. Estupendo.