DAVID BOWIE – “BLACKSTAR” (COLUMBIA/SONY MUSIC)
Cuando escuché por primera vez el disco, en las oficinas de su discográfica en Madrid, a finales de 2015, anoté al terminar: “Hay una urgencia en él que engancha”. Tras su lanzamiento, y el fallecimiento de la estrella que se fundió a negro, aún cobra más sentido ese pálpito. Blackstar es el epitafio perfecto, de igual manera que puede ser la introducción perfecta en el universo de Bowie para quienes desconozcan su magna obra anterior. Resultaba más oscuro e incómodo The Next Day que este disco, una especie de triple salto mortal con el que Bowie se lanzó al vacío sin red. Hacía décadas que un álbum suyo no contenía tanta vida y un desafío tan claro.
Utilizando como vehículo una variante de jazz funk que ya se puede definir como ‘bowiesca’, el genio planteó una serie de enigmas en sus siete temas que se comenzaron a desvelar dos días después del lanzamiento, al morir. Su última gran performance la orquestó con mucho arte, y se agradece que Bowie se haya despedido con un disco tan especial. La inquietante serenidad de ese clásico inmediato que es Lazarus contrasta con el jugueteo perverso de Girl Loves Me –quizá la canción menos lograda del conjunto–, y frente a una primera parte del disco en la que predomina una intensidad casi asfixiante, lo cierra magistralmente con las reveladoras Dollar Days y I Can’t Give Everything Away. El mejor epílogo posible para el canto de cisne de esta inabarcable estrella. Agustín Gómez Cascales. ★★★★☆
BELAKO – “HAMEN” (BELAKO/MUSHROOM PILLOW)
Otro pop es posible por estos lares. El segundo disco del cuarteto vizcaíno responsable de los directos más intensos del momento lo demuestra. La fusión que proponen puede sonar peregrina en la teoría: postpunk + nueva ola + synthpop + punk funk + electrónica eufórica, utilizando inglés y euskera. En la práctica resulta afortunada, sobre todo cuando apuestan por una energía desbocada –la oscura Something to adore desentona–. Joy Division, Siouxsie, Blondie, LCD Soundsystem, Red Hot Chili Peppers…, pueden recordar a todos ellos en algún momento, pero al final lo cierto es que suenan a Belako. Y su feliz versión de Sinnerman nos recuerda que sus discos todavía no hacen del todo justicia a sus directos. A.G.C. ★★★☆ 1/2
TORI KELLY – “UNBREAKABLE SMILE” (CAPITOL/UNIVERSAL MUSIC)
Toda generación necesita al menos una artista de voz algo rasgada que sepa defenderse sobre guitarras, no solo sobre sedosas bases r’n’b. Kelly se propone como una alternativa con algo más de registro que Ariana Grande y menos que Anastacia, y con una atracción por el AOR que recuerda a Natasha Bedingfield o a Meredith Brooks. El debut de la californiana arranca de maravilla, con cortes de ramalazo funk tan adorables como Expensive y singles de eficacia probada como Nobody Love. Cuando coquetea con cierta épica, como en Should’ve Been Us, embauca; el problema llega cuando se pone muy melosa a partir de First Hearbreak. Melanie Trigueros. ★★★☆☆
LE1F – “RIOT BOI” (TERRIBLE RECORDS/POPSTOCK!)
No quiere que su música se etiquete como ‘gay rap’, pero resulta inevitable, y positivo, hacerlo. Aunque Riot Boi es mucho más que eso. Es una atrevida lección de hip-hop y trap fusionados con electrónica turbia y toques de r’n’b –entre sus productores están Sophie, Evian Christ, Supreme Cuts y Devonté Hynes–, con un combativo Le1f que, derrochando pluma, aboga por los derechos trans (Umami) y denuncia tanto la homofobia (Koi) como el racismo (Grace Alek Naomi), celebrando a la vez sus amores y referentes. Su activismo es solo un plus que añadir a un álbum fascinante, que confirma a Le1f como un artista queer con mucho que decir. A.G.C. ★★★★☆
JUDITH HILL – “BACK IN TIME” (NPG RECORDS)
Estamos acostumbrados a que Prince se empeñe en dar cobijo a artistas femeninas de talento más que dudoso –¡si hasta Rita Ora ha colaborado con él!–. La última afortunada tiene bien poco que ver con, por ejemplo Bria Valente. Michael Jackson y Stevie Wonder se fijaron en ella antes que Prince, pero ha sido este quien le ha dado la oportunidad de demostrar su potencial. Lástima que el repertorio, que firman al alimón, no siempre esté a la altura. El contraste entre el funk descarnado de As Trains Go By y el r’n’b melodramático de Angel In The Dark funciona, pero la producción de Prince resulta algo pobre en cortes como Turn Up y Cure. Cuando todo cuadra, como en la bluesera Love Trip o en My People, Judith Hill engatusa a lo grande, y en esos momentos se nota que Prince sabe sacar a la Chaka Khan o a la Rosie Gaines que Hill lleva dentro. A.G.C. ★★★☆☆
SOPHIE – “NUMBERS” (NUMBERS)
Al productor londinense Samuel Long le gusta despistar, y no solo porque su nombre artístico invite a pensar que es una mujer. Product es un ejercicio de estilo a ratos fascinante, a ratos irritante, con un punto arty que no siempre funciona. Temazos como Bipp, Lemonade y Just Like We Never Said Goodbye dejan claro que cuando logra el equilibrio perfecto entre el pop bizarro y la electrónica juguetona marca de la casa deslumbra. Lástima que en este debut haya incluido tantas caras B como caras A. Kenny Beat. ★★★☆☆
SUEDE – “NIGHT THOUGHTS” (SUEDE LTD/WARNER MUSIC)
Bloodsports hacía temer que Suede se estancarían en un revivalismo mediocre y, de repente, sorpresón. Brett Anderson se enfrenta a la inminente crisis de los 50 apostando por el melodrama descarnado que convirtió Dog Man Star en una obra maestra. Le ha salido bien la jugada, porque tiene cosas nuevas que contar y la banda suena tan compacta como en sus mejores tiempos. Sin Bowie no existirían canciones como I Can’t Give Her What She Wants, y sin los propios Suede no podríamos disfrutar de Outsiders. Iván Salcedo. ★★★☆ 1/2
ARCA – “MUTANT” (MUTE/PIAS IBERIA)
Uno de los grandes visionarios queer de la electrónica actual, presenta un segundo álbum tan excesivo como Xen. Con 20 cortes, se hace muy difícil de digerir de una sentada, y eso que de cuando en cuando cuela temas como Vanity y Soichiro, menos retorcidos de lo habitual en él. Y Faggot, con reminiscencias de Sakamoto, parece indicar que en su activismo musical cada vez hay más espacio para melodías que sí parecen de este mundo. K.B. ★★★☆ 1/2
FINGERS INC. – “ANOTHER SIDE” (ALLEVIATED)
Este disco vio la luz en 1988, que se dice pronto, y suena como si se hubiese grabado anteayer. Qué bien que se reedite esta magna obra del deep house, para que las nuevas generaciones puedan descubrir un álbum muy difícil de encontrar durante años, y quizá no lo suficientemente valorado. Atención, porque lo grabó un trío de ases encabezado por Larry Heard, al que acompañan el vocalista Robert Owens y Ron Wilson. Soul y funk se funden en una exquisita colección de temas altamente bailables –aunque también funcionan en modo chill– y de un activismo potente. Porque I’m Strong o Bring Down The Walls son claramente himnos de empoderamiento gay. No olvidemos que, cuando se concibió este álbum, el house todavía funcionaba como arma en pos de la igualdad. Y sigue manteniendo toda su fuerza intacta. Una maravilla, vamos. A.G.C. ★★★★☆
FAMILY – “CASETE” (ELEFANT)
Pasaron a la historia de nuestro pop con su único álbum, Un soplo en el corazón, aunque los fans del dúo donostiarra siempre han sabido de la existencia de la mítica ‘maqueta plateada’, una casete de 1991 convertida en auténtica joya de coleccionismo, que ahora ha visto la luz… en vinilo. Es un complemento perfecto a su único disco oficial hasta la fecha, con las canciones remasterizadas y manteniendo la misma capacidad de fascinación en esta versión más desnuda. No cuesta entender por qué Fangoria se encaprichó de Sentimental –su versión era la única disponible hasta ahora–. Y que cierren esta maqueta con una versión de Vainica Doble tiene todo el sentido. A.G.C. ★★★★☆