Nunca digas nunca jamás. Puede que Jamás sea uno de los cortes de Lubna, pero cuenta una historia ficticia. Cuando la Naranjo se propone algo, no para hasta conseguirlo. Y este nuevo disco, que ella define como ópera rock, le ha costado lo suyo, tanto a nivel económico como de energía.
Desde que empezó a leer el libreto en que se basa su disco –que verá la luz en otoño en forma de libro–, se enamoró de los personajes que retrataba, y decidió embarcarse en una aventura que la ha dejado agotada. No lo puede, ni quiere, disimular.
Por fin lo terminó. Ahora es el momento de explicar qué es exactamente Lubna. Porque el disco que firma es solo una parte de un gran todo que se irá componiendo con el tiempo. Lo próximo, el libro con las distintas experiencias que el personaje central vive, y que quieren reflejar el estado del mundo actual.
Después tendrá que llegar el montaje teatral, porque Lubna solo tendrá un sentido final cuando se represente sobre un escenario. Aunque ni Mónica tiene claro aún ni cuándo ni cómo sucederá. Es momento de respirar hondo y hablar.
SHANGAY ⇒ ¿Con qué sensación te has quedado ahora que ya has parido Lubna?
MÓNICA NARANJO ⇒ De vacío. Cuando tuve en mis manos el primer disco llegado de fábrica, me quedé mirándolo, lo abrí, lo cerré y dije “ya está”. Ya es una realidad. Ya puedo dormir [risas].
SHANGAY ⇒ ¿Te ha quitado mucho sueño?
MÓNICA NARANJO ⇒ Sí. Ha sido la producción más difícil de mi vida. No solo a nivel material y técnico, también emocional. Ha sido duro. Y en mi vida ha marcado un antes y un después, lo noto. Los siete años que me ha llevado, combinándolo con las giras, la televisión, el libro, 4.0… han sido intensos. Pero estoy feliz.
SHANGAY ⇒ ¿Te quita el sueño que al público le cueste entender el proyecto?
MÓNICA NARANJO ⇒ Soy consciente de que este no es un disco del que se puedan sacar singles. Decidimos editar Jamás como presentación, aunque no es realmente representativa del proyecto. Es un disco que hay que escuchar del principio al final, son casi setenta minutos de obra, y hay que tener la tranquilidad suficiente para ir viendo qué momentos te llegan.
SHANGAY ⇒ Es un desafío en toda regla proponer a la gente que se tome setenta minutos de tranquilidad, en los tiempos que corrren, para escuchar detenidamente un trabajo musical…
MÓNICA NARANJO ⇒ Yo no lo veo como un desafío, es lo que tiene que ser. A mí, que lo he creado, ese tiempo se me pasa volando cuando lo escucho. Hay compañeros que ya no quieren escuchar más sus discos cuando los terminan; a mí con este no me pasa, el CD me lo pongo en casa mucho.
SHANGAY ⇒ ¿Es el único de tus discos con el que te pasa?
MÓNICA NARANJO ⇒ También me pongo mucho Minage. Lubna lo escucho y de pronto digo “¡hostia!, ya ha pasado más de una hora”. Si te lo montas bien y estás abierto, no cae pesado.
“Lubna no es un disco para ponerte en el coche y petardear, sino para escucharlo con el corazón abierto”
SHANGAY ⇒ A mí Lubna me parece que está a medio camino entre la ópera rock y el musical. ¿A ti no?
MÓNICA NARANJO ⇒ No. Porque no me he fijado en ningún otro trabajo. Solo me he alimentado, junto a Pepe Herrero y Chris Gordon, del borrador de la obra para crearla. Nuestro único objetivo era ser fieles a la obra original. No podía haber más ni menos, y debíamos encontrar el balance entre la musicalidad sinfónica, la electrónica alternativa y el rock.
SHANGAY ⇒ Una locura, vamos…
MÓNICA NARANJO ⇒ Una locura. Pero una locura con buen corazón. He querido darme una vueltecita por la vida que nos rodea y mostrarme consciente de lo que pasa. Si seguimos con una venda en la cabeza, las cosas no van a cambiar. Todos tenemos que poner de nuestra parte. Aunque por ello nos llevemos una torta. Mira, el otro día casi me llevo una.
SHANGAY ⇒ ¿Por?
MÓNICA NARANJO ⇒ Iba en coche para casa y vi pasar a un tipo con un pastor alemán grande. Me llamó la atención la actitud del perro, demasiado sumisa. Yo que he tenido pastor alemán, sé cómo son. Me dio por mirar por el retrovisor y vi que le estaba pateando la cabeza. En ese momento tenía dos opciones: o ponerme la venda y seguir para adelante o dar media vuelta, enfrentarme y quizá ganarme la torta. Y es lo que hice. No me llevé ninguna torta y el perro se lo han quitado, misión cumplida.
SHANGAY ⇒ ¿Te han dado muchas tortas a lo largo de tu carera?
MÓNICA NARANJO ⇒ ¿Metafóricamente? Muchas. Después de 22 años, algunas tortas de la industria me he llevado, sí. Sin merecerlas. Porque cuando quieres ir a tu aire no veo por qué te tienen que abofetear. Vive y deja vivir.
¿Por qué está tan guerrera últimamente en redes sociales? ¿Lleva mal las críticas? Pasa página
SHANGAY ⇒ Ahora, con las redes sociales se tiende a intentar abofetear más a los artistas…
MÓNICA NARANJO ⇒ No es mi caso. Tanto mi gente como yo hacemos lo que sabemos con todo el cariño del mundo, y fluimos. No nos pasamos la vida mirando las redes. Yo apenas las miro, solo para comunicaciones importantes relacionadas con el trabajo.
SHANGAY ⇒ Pues últimamente da la sensación de que te pones muy brava en redes…
MÓNICA NARANJO ⇒ Hombre, una se pone brava cuando tiene que hacerlo, pero no me paso todo el día contestando a todo lo que me dicen. Cuando uno se pasa de la raya, pues sí.
SHANGAY ⇒ Recientemente, exigías liberad de expresión con mayúsculas.
MÓNICA NARANJO ⇒ Es que hay que respetarla. Y a cada persona, también. Eso lo he tenido clarísimo desde pequeña.
SHANGAY ⇒ Hacer lo que te plazca… ¿Te lo has ganado con el tiempo o ha sido siempre un derecho?
MÓNICA NARANJO ⇒ Es un derecho que todo artista debería tener. He vivido los 80 y los 90, décadas en que todos los artistas tenían un estilo y una imagen propios, marcaban un antes y un después en la música. Y las compañías dejaban a los artistas más libres. Ahora hay músicos fantásticos haciendo historias superbonitas y novedosas a los que les dicen que ni pueden entrar en las radiofórmulas. Es como si no se respetaran la singularidad y la individualidad, es una pena que ya no sea como antaño. No puede ser que veinte años atrás estuviéramos menos esclavizados que ahora…
“Cuando quieres ir a tu aire no veo por qué te tienen que abofetear. Vive y deja vivir”
SHANGAY ⇒ En tu reciente gira 4.0 te pusiste muy guerrera en ocasiones a través de tus redes cuando leíste críticas que no te gustaban. Has vuelto a hacerlo ahora cuando han cuestionado tu característica pronunciación en Lubna. ¿Te dan calentones y por eso respondes?
MÓNICA NARANJO ⇒ No, no. Lo que pasa es que me parece que la persona que tira la piedra no es consciente del trabajo que cuestan las cosas. Todos podemos opinar de todo, pero hay que tener cuidado de lo que se dice. Si hablas por hablar, y no sabes el esfuerzo y la calidad humana que hay detrás de los trabajos, no lo puedo aceptar. Es de un atrevimiento y una ignorancia que no se pueden tolerar.
SHANGAY ⇒ ¿No te parece que los críticos no tiene por qué saber lo que hay detrás cuando juzgan lo que escuchan?
MÓNICA NARANJO ⇒ Está claro que toda mi música no le puede gustar a todo el mundo, lo entiendo perfectamente. Pero hay maneras y maneras de expresarlo; las respetuosas, las acepto, las irrespetuosas, no. Los tres meses que hemos estado mezclando Lubna no he dormido, y no me parece que pueda llegar una persona y destrozar ese trabajo así porque sí. Infórmate sobre cómo se han hecho las cosas antes de opinar.
SHANGAY ⇒ A ti se te ve cada vez más serena, con una vida más estable, y sin embargo presentas Lubna, una obra postapocalíptica. ¿Es tu imaginación la que te lleva a esos terrenos tan oscuros?
MÓNICA NARANJO ⇒ En este caso ha sido el libro, que me ha llevado a sumergirme en terrenos de los que me ha costado salir. Lo más difícil después de leer cada capítulo era adaptarlo y musicarlo, convertir un montón de detalles que rompían el corazón en cortes de a lo mejor tres minutos, como Apocalíptica, e interpretar a cada personaje. En algunos casos llegué a sentirme muy afectada.
SHANGAY ⇒ En Perdida –uno de los temas que más entroncan con tu pasado pop– repites una y otra vez “Tears and drama”. ¿Es lo que más te inspira, dado que van tan asociadas a tu obra?
MÓNICA NARANJO ⇒ No lo había pensado. Está bien escucharlo. Ese es un pasaje muy bonito, que no te esperas. Y sí, el beat tira un poco al pop, porque ayuda a entender a esa persona tan fría de la que hablo en él.
SHANGAY ⇒ Hay flamenco y tango en Lubna, novedades en tu carrera. ¿Por qué?
MÓNICA NARANJO ⇒ Porque la cultura latina es tan extensa y tan rica musicalmente que sería una pena no llevarla toda en la mochila y utilizarla. En cuanto leí el capítulo en que se basa Balada desesperada ya escuché el tango… Lloré leyéndolo y lloré componiendo el tango.
¿Cuál es la realmente la historia lésbica de Lubna? ¿Cómo será el espectáculo que presentará en teatros? Pasa página
SHANGAY ⇒ De Jamás se ha hablado mucho de tu peluca en el vídeo, pero poco de que cuenta una historia lésbica.
MÓNICA NARANJO ⇒ Una historia preciosa de dos mujeres que han sufrido mucho. La historia de una de ellas la cuento en Fin, la otra, en Jamás. Aunque los detalles de cada una no te los puedo contar, se desvelarán en el libro. Una de ellas, tras sufrir mucho, empieza a escribir. La otra, tras la muerte de su hijo, empieza a leer muchos libros, y descubre que todos son de la misma autora. Acude a una de sus firmas y ahí se conocen. No quiero desvelar más.
SHANGAY ⇒ Una pincelada homosexual en tus discos siempre viene bien…
MÓNICA NARANJO ⇒ Una pincelada de lo más normal del mundo, porque estamos en casa [sonríe pícara].
SHANGAY ⇒ Desde que te has convertido en un rostro televisivo habitual, hablas más de tu vida, cuando antes eras muy reservada. ¿Por qué no cultivas ya el enigma como antes?
MÓNICA NARANJO ⇒ En la vida evolucionamos. En el momento en que trabajas en televisión, el personaje deja de ser tan hermético, las cosas salen de un modo fluido y orgánico. También es cierto que mi hijo ya es mayor, hace y deshace a su antojo, y ya no tengo a nadie a quien proteger.
SHANGAY ⇒ Siempre has admirado a artistas como Mina que sí cultivan de manera perpetua ese enigma…
MÓNICA NARANJO ⇒ Mina lleva alejada desde los 31 años, por una decisión que muy pocos sabemos. Eso es distinto. No tiene nada que ver con la vida que llevamos hoy día la mayoría de los músicos.
SHANGAY ⇒ En tu caso es divertido verte como jurado en un talent show de Telecinco y casi a la vez defendiendo un proyecto como Lubna, choca.
MÓNICA NARANJO ⇒ ¿Te choca? Todo es cultura. Para mí, todo lo relacionado con la cultura va en el mismo saco, solo que con traje diferente. Hablamos de programas musicales y de proyectos musicales. Es lo mío.
SHANGAY ⇒ ¿No te parece que tu disco es más cultura que Telecinco?
MÓNICA NARANJO ⇒ Lubna es mi trabajo como productora y como músico, mi trabajo en televisión es otra parte de Mónica.
SHANGAY ⇒ ¿Otro de tus personajes?
MÓNICA NARANJO ⇒ No, los personajes los disfrutamos en Lubna, en televisión no. Yo no disfrutaría tanto si en televisión tuviera que dar vida a un personaje.
“Es como si hoy día no se respetaran la singularidad y la individualidad”
SHANGAY ⇒ ¿Veremos Lubna en los teatros?
MÓNICA NARANJO ⇒ Vamos a tardar. En septiembre se edita el libro, y hasta que la gente no se empape de la obra, pueda poner cara a todos los personajes y entender qué tenemos que aprender de cada historia no lo podremos subir a un escenario
SHANGAY ⇒ Obviamente, lo protagonizarás tú, ¿no?
MÓNICA NARANJO ⇒ Sí… No sé… ya veremos. Es que no tengo ni idea de cómo va a ser. Ahora solo quiero concentrarme en que Lubna llegue de la forma correcta. No es un disco para ponerte en el coche y petardear, sino para escucharlo con el corazón abierto, desde una paz interna y sin tener miedo a sentir.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué se te ven menos ganas de petardear que en el pasado?
MÓNICA NARANJO ⇒ ¡Pero si me paso el día petardeando! Pero una no tiene ya veinte años, sino cuarenta y uno. Me sigo riendo de las mismas cosas, superdivertida, como siempre. Lo que pasa es que el trabajo agota. Y este, en concreto, me ha dejado vacía.
SHANGAY ⇒ ¿No tienes en mente un futuro proyecto musical?
MÓNICA NARANJO ⇒ No. Es la primera vez en mi vida que me pasa. Normalmente, en cuanto acabas un proyecto empiezas a pensar en el siguiente. Ahora estoy necesitando una especie de cura. O buscar más archivo, porque creo que me he quedado sin él.
SHANGAY ⇒ ¿Quizá deberías pensar en un proyecto más positivo?
MÓNICA NARANJO ⇒ No es que Lubna sea tan dramático. Simplemente, invita a darte una vuelta por la vida, ver qué nos rodea en el siglo XXI y qué queremos hacer los seres humanos, quejarnos y dejar que las cosas sigan igual o ponernos en marcha para que todos aportemos nuestro granito de arena para cambiar las cosas. Eso sería lo ideal, aunque nos lleváramos un bofetón. Si te lo dan y te tiran, te levantas y sigues. Y dormirás de otra manera.
¿Por qué solo canta a dúo con Edurne, Ruth Lorenzo o Malú? ¿Se ha cansado de ejercer de diva? ¿Hasta dónde llega su compromiso con la lucha gay? Pasa página
SHANGAY ⇒ ¿Has tenido que luchar contra la etiqueta de diva que se te adjudicó desde tus inicios?
MÓNICA NARANJO ⇒ No, porque es una etiqueta que solo me sirve cuando me subo al escenario, y hay que llevarla. Allí es donde recreas personajes que te llevan a vivir grandes historias. En el tú a tú se camina de otra manera, incluso en televisión. Yo no podría soportar en un programa a una señora altiva, sufridora y hasta bipolar, quiero ver a una persona sana, divertida y graciosa con la que compartir cosas desde casa.
SHANGAY ⇒ En los últimos tiempos solo te hemos visto hacer dúos con artistas como Edurne o Ruth Lorenzo. ¿Por qué ellas?
MÓNICA NARANJO ⇒ Porque las quiero. El escenario lo comparto solo con la gente que quiero de corazón. También porque las admiro, pero ante todo por cariño y respeto. Nunca compartiría el escenario por obligación. Si conecto, conecto; si no, no pasa nada. Mira, para Navidades me llamó Malú para que colaborase en su especial [cantando Aprendiz a dúo]. La quiero mucho y le dije que sí, por supuesto.
SHANGAY ⇒ Fue el momentazo superbollo de la Nochebuena televisiva en España…
MÓNICA NARANJO ⇒ ¿Sí? ¿Te pareció? Fue muy bonito, y me hace gracia que se pudiera ver así.
SHANGAY ⇒ En el mundo gay se te sigue con una fidelidad casi absoluta…
MÓNICA NARANJO ⇒ Es que es mi familia. Desde que iba en tacatá. Porque ya el tacatá me lo regaló alguien muy especial… Vivo dentro del mundo gay, es mi vida, eso no ha cambiado ni cambiará. Es donde nací y donde he vivido siempre; es fantástico que sea así, y estará conmigo hasta el día que me muera.
SHANGAY ⇒ En el mundo LGTB también sigue habiendo mucho por lo que luchar. ¿Estás dispuesta a llevarte algún bofetón si tienes que ayudar en la lucha?
MÓNICA NARANJO ⇒ Sí. Me he llevado ya varios por apoyar como lo hago causas gays, y no me importa, seguiré haciéndolo, porque hay cositas por las que merece la pena arriesgarse a que te lo den.
«Vivo dentro del mundo gay, es mi vida, eso no ha cambiado ni cambiará»
SHANGAY ⇒ Con 4.0 cerraste una etapa. ¿Con Lubna abres una nueva?
MÓNICA NARANJO ⇒ No sé lo que he abierto con Lubna, ni idea. Solo sé que el año pasado acabé una gira muy difícil y larga, y me sorprendí de hacerlo en tan buena forma. Pero con la grabación de Lubna he acabado exhausta. Llegué a dudar de si podría terminarla, de si tenía la preparación suficiente para transmitir lo que requería cada personaje.
SHANGAY ⇒ Sigues preparándote y estudiando, está bien que prediques con el ejemplo. Más tú, jurado de talent shows…
MÓNICA NARANJO ⇒ Es que en esos programas ganas un concurso, no una carrera. Eso no te convierte en nada. A partir de ese momento, cuentas con un pequeño aprendizaje, en el mejor de los casos, con un granito de arena y debes empezar de verdad una carrera. Tienes que tragar todo lo que hay que tragar, y aprender, si lo que quieres es llegar a ser un gran artista.
EL ÁLBUM LUBNA ESTÁ EDITADO POR ALAIA PRODUCTIONS/SONY MUSIC.