1. Ellas bailan solas
Todd Haynes ha adaptado una novela de Patricia Highsmith y, como en Lejos del cielo, apuesta por utilizar el melodrama clásico como vía expresiva para contar la historia de amor entre una señora casada (Cate Blanchett) y una joven dependienta y aspirante a fotógrafa (Rooney Mara) que se conocen en unos grandes almacenes.
Estructurada como un elegante baile de salón, Carol presenta dos partes diferenciadas, además de un prólogo y un epílogo. En la primera parte, la del cortejo, Haynes apuesta por un clasicismo retro impoluto, que se apoya principalmente en el magnetismo desbordante de Blanchett.
En la segunda parte, la del romance, Carol se convierte en una atípica y descarnada road movie, en la que el mano a mano entre las actrices protagonistas es de una intensidad sofocante. Pasean su amor por habitaciones de moteles de carretera mientras reúnen el valor para consumar su pasión, que llega en una secuencia de alto voltaje que recuerda a una similar en Átame! de Almodóvar.
¿Cómo influye el activismo queer de su director en Carol? Pasa página
2. Un melodrama queer de Todd Haynes
El director estadounidense, uno de los nombres claves del ‘new queer cinema’ en los 90, cuenta con una filmografía dispar con un nexo común: el deseo de experimentar y buscar siempre un punto de vista propio en sus películas, incluso en aquellas en las que juega con claves propias del Hollywood mainstream.
Desde que estrenase en 2002 Lejos del cielo, ha mostrado un especial interés en cultivar el melodrama clásico, que alcanzó sus mayores cumbres a mediados del siglo pasado, como medio de expresión. Tras la miniserie Mildred Pierce, vuelve a él en Carol. Una vez más, revisitando tabúes de la América del siglo XX –aún de plena actualidad– desde una perspectiva femenina.
Si en Lejos del cielo era Dennis Quaid quien vivía su homosexualidad en silencio, y era su mujer (Julianne Moore) quien la descubría, aquí es Cate Blanchett quien está casada –con un hombre con el que tiene una hija–, aunque no puede resistir la atracción que siente hacia Therese (Rooney Mara).
Historias que nunca habrían podido ser tratadas de un modo tan explícito en la era dorada de Hollywood y que suponen un vehículo de visibilidad –y, por qué no, de reivindicación–.
¿Cómo se muestra la relación entre las dos mujeres protagonistas? Pasa página.
3. Mujer frente a mujer
La honestidad de Haynes hacia sus protagonistas es envidiable. No busca retratar a unas mártires reprimidas y víctimas de su tiempo, sino a dos mujeres que desde el primer momento apuestan por la atracción que sienten la una por la otra, sin mentirse ni a ellas ni a quienes les rodean, y que son muy conscientes desde el primer momento del precio que deberán pagar por ello.
En el exquisito mano a mano entre las dos actrices que protagonizan la cinta, dos elementos destacan por encima de los demás: las miradas de Cate Blanchett, impagables en todo momento, y el lenguaje corporal de Rooney Mara. La combinación de estos dos explosivos instrumentos da como resultado una afinadísima sinfonía interpretativa.
¿Qué elemento gana en el combate Erotismo vs. Esteticismo? Pasa página.
4. El erotismo gana al esteticismo
Si en Lejos del cielo terminaba por pesar en exceso el esteticismo –ese que tanto inspiró a Tom Ford en A Single Man–, en Carol, Todd Haynes logra un equilibrio perfecto entre la belleza retro que lo envuelve todo y el desarme emocional de las protagonistas.
En esta ocasión prima el erotismo, pero el del gesto. No hay planos más explícitos que aquellos de manos que buscan un cariño furtivo. No hace falta más.
¿Cuáles son los referentes obvios en Carol? ¿Es un melodrama tan clásico como parece? Pasa página.
5. Deconstruyendo a Carol
Douglas Sirk permanece como un referente constante en el cine reciente de Todd Haynes, y aquí la sombra de Pedro Almodóvar es menos alargada que en Lejos del cielo. El director juega muy bien sus cartas, una vez deconstruye el melodrama clásico de Sirk, que tanto ha influido también al manchego. Haynes estiliza Carol gracias a su astuta y progresiva eliminación de capas, según avanza la película. En su tramo final quedan únicamente dos mujeres desnudas, en el sentido metafórico –tras estarlo en el literal–. Ver cómo luchan por su amor, cuando todo a su alrededor son señales para que no lo hagan, resulta conmovedor.
La apuesta de Haynes por un clasicismo aparentemente démodé resulta hasta cierto punto moderna. Y perfecta para una película de cámara, de atmósfera asfixiante, dominada por dos mujeres que apuestan por la vía del amor redentor, desafiando el destino trágico que una sociedad intolerante y rancia pretende imponerles a la fuerza.
CAROL SE ESTRENA EL 5 DE FEBRERO EN CINES.
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