Ha llovido desde que en 2008 Miguel Ángel Silvestre se convirtió en el sex-symbol de moda gracias a los músculos y la voz ronca que exhibía cada capítulo de Sin tetas no hay paraíso. Y aunque Miguel Ángel sigue siendo uno de los actores con más seguidores del planeta, ha sabido demostrar que lo suyo no era flor de un día.
Mientras llega un papel en cine que le convenza –lo último que pudimos ver de él fue Alacrán enamorado en 2013– se ha entregado con éxito a la ficción televisiva. Con Velvet y Sense8 el actor está arrasando en España y fuera de nuestras fronteras.
Mientras la serie de Atresmedia no tiene todavía fecha de grabación para su cuarta temporada, la de Netflix acaba de comenzar el rodaje de la segunda. Con esta excusa, Blanca Lacasa le ha entrevistado para el número de febrero revista masculina ICON.
Además de hablar de la entrañable relación con su madre, de opinar sobre la situación política española y de confesar que ha cantado por Ricky Martin en una fiesta con karaoke de los hermanos Wachowski, directores de Sense8, también ha hablado de homosexualidad.
Que le pregunten sobre materia LGTB no es casual, pues como muchos sabéis el castellonense interpreta en Sense8 a Lito, un personaje que el propio Miguel Ángel define como “un tipo que celebra mucho su masculinidad porque está asustado y no quiere mostrar su homosexualidad”.
La polémica que suscitaron sus tórridas escenas homosexuales en Estados Unidos le hacen valorar positivamente el temperamento español. “Nosotros sufrimos una fortísima opresión en la dictadura, pero gracias a grandes artistas como Pedro [Almodóvar], que han trabajado tanto en la celebración de la autenticidad con sus personajes, hemos avanzado mucho. Y mi generación pertenece a todo eso. Cuando viajo y veo los problemas que hay con la homosexualidad y su aceptación en otros países, pienso: ‘Hostias, vengo de un país maravilloso. Venid a mi país para saber lo que es la libertad’. En nuestra personalidad hay cosas espectaculares que echo mucho de menos y de las que me siento muy orgulloso. Cuanto más lejos, más me doy cuenta y más las añoro”, ha contado para el suplemento de El País.
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