Dylan tiene 22 años, y su novio Darren, 27. Son irlandeses pero residen en Sídney. Viven en un apartamento en el barrio de Waterloo y habían invitado a cenar a unos amigos. Lo que no sabían es que la noche se iba a torcer sobremanera. Ambos narran los hechos para el Sydney Morning Herald.
Mientras uno salía a la calle para asegurarse de que sus amigos habían cogido un taxi, el otro se acostaba. A la hora y media, unos gritos le despertaban. Era su novio. “Se acercó a la calle McEvoy por no poder ver a nuestros invitados, así que se dio la vuelta y alguien le golpeó. Lo siguiente que recuerda es despertar en la plaza de Waterloo después de que le hubieran pateado en la cabeza. Él no sabe cómo llegó allí. No sabemos si fue arrastrado o llegó porque salió huyendo, no lo recuerda”, explica Darren.
Cuando Dylan comenzó a recuperar la conciencia, pidió ayuda a un ‘buen samaritano’. “El tipo dijo ‘sí, no hay problema, ¿estás bien? ¿Qué ha pasado?”, recuerda Darren, hasta que le preguntó a Dylan que si quera avisar a su novia. Cuando le aclaró su condición sexual, un “¡Oh, tiene un novio¡ ¿Eres un marica?” y un puñetazo en la cara que le mandó directamente al hospital. El resultado: traumatismos, mandíbula y labio destrozados. Es turno para la investigación de la policía. Parece que uno ya no está a salvo ni cuando le quieren ayudar.
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