El lado abstracto de Andy Warhol

La voluntad de Andy Warhol por no dejar títere con cabeza en el marco de la tradición pictórica no se quedó solo en la fórmula tan exitosa de cambiar el modo de retratar que aplicó a través de sus célebres acrílicos y serigrafías, que tantas y tan reconocibles imágenes de celebrities produjeron. El Warhol de […]

Guillermo Espinosa

A mí lo que me tira es el underground.

26 febrero, 2016
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El lado abstracto de Andy Warhol

La voluntad de Andy Warhol por no dejar títere con cabeza en el marco de la tradición pictórica no se quedó solo en la fórmula tan exitosa de cambiar el modo de retratar que aplicó a través de sus célebres acrílicos y serigrafías, que tantas y tan reconocibles imágenes de celebrities produjeron.

El Warhol de la madurez experimentó con la abstracción, a través de series como Oxidación, Piss –donde el ácido de su orina manchaba los lienzos cubiertos de cobre–, Rorschach o Camouflage, abriendo nuevas vías en su trabajo y también apuntalando sus intenciones: generar un auténtico cambio operativo y político que transgrediera de forma consciente las pautas sociales y artísticas del momento.

El lado abstracto de Andy Warhol

Shadows no es en sí una serie, es una pintura de extensión casi kilométrica. La realizó cuando ya había cumplido 50 años, y aunque se basa en la repetición de una fórmula en apariencia mecánica –una misma imagen una y otra vez reproducida con alteraciones de color y trama–, su costoso proceso de ejecución fue manual, y para realizarla implicó a toda la Factory.

Es una obra que brilla, entre otras cosas, por concentrar buena parte de la gama cromática de la paleta warholiana, colores utilizados en obras previas y por los que el artista tenía especial predilección, y que sí: responden a su gusto alegre, ácido y luminoso.

El lado abstracto de Andy Warhol

Los enormes paneles que forman Shadows, expuestos como una única obra políptica, contienen variaciones constantes en las manchas de luz, pequeñas desviaciones que lo vuelven un trabajo único, no creado al modo reproducible y seriado de otros anteriores, pero imitándolo: quería distorsionar su propia concepción de plagio y de reproducción en una obra netamente pictórica e imposible de reproducir, pero que pareciese todo lo contrario.

Un juego estético fundamental, y también una de sus obras menos conocidas, que ahora puede verse de forma definitiva y al completo en el Museo Guggenheim de Bilbao


ANDY WARHOL: SHADOWS PUEDE VISITARSE EN EL MUSEO GUGGENHEIM DE BILBAO HASTA EL 2 DE OCTUBRE. MÁS INFORMACIÓN EN www.guggenheim-bilbao.es


 

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