Sabor agridulce. Italia por fin reconoce a las parejas gays el derecho de poder darse el ‘sí quiero’, pero la versión final del proyecto ha quedado un tanto descafeinada. Finalmente, el Senado daba luz verde, con 173 votos a favor y 71 en contra, a que los homosexuales puedan regularizar su situación. Eso sí, seguro que su propulsora, la senadora del Partido Democrático Monica Cirinnà, no está del todo satisfecha.
Su poda, que cuenta con la exclusión del derecho a que uno de los miembros de la pareja pueda adoptar hijos naturales de su cónyuge, tiene como objetivo no asemejarse en nada al matrimonio católico. Ese “hemos evitado una revolución contra natura” pronunciado por el líder del Nuevo Centroderecha, Angelino Alfano, deja claras las intenciones.
Incluso el secretario de estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, se congratulaba al saber que se cumplían sus deseos. “Hay que evitar todo tipo de ganzúas que equiparen las uniones civiles con el matrimonio”, expresaba. Todo son trabas.
Por su parte, Cirinnà dejaba patente su mal sabor de boca. “Es una victoria con un agujero en el corazón”, afirmaba. Y añadía: “Solo un primer paso, porque es una ley importantísima, pero también pienso en los hijos de tantos amigos que no podrán ser adoptados por quienes consideran sus padres o sus madres. Debemos seguir dando pasos. Estamos solo a la mitad del camino”. Andiamo presto!
Donald Trump busca "detener la locura de género"
Lesbianas con paso firme
Hugo Marlo: "Las personas trans estamos invisibilizadas en el deporte, no sabemos cuál es nuestro lugar"
