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“Estoy bastante bien”. Y si un deportista de élite le da suma importancia a salud, el saltador olímpico y multicampeón Javier Illana (Madrid, 1985) aún más. Una enfermedad denominada espondilitis anquilosante le mantiene apartado de la competición y los entrenamientos. Pese a todo, Javi es un tipo con recursos más allá del deporte.
Lo primero: “Poco a poco el dolor va desapareciendo”, explica esperanzado, mientras trata de comprender qué le ha ocurrido. “Es una enfermedad reumatológica crónica, antes conocida como el popular reúma, que ataca a las vértebras. Con el paso del tiempo, entre ellas se crean unos filamentos que se convierten en pegamento, lo que te deja sin movilidad”, aclara, para todos aquellos que no andan familiarizados con la terminología.
Se manifiesta en varones de 25 a 40 años con unas inflamaciones en la zona lumbar muy dolorosas. Por ese motivo, sus esfuerzos están centrados en descubrir cuál es el mejor medicamento para “regular que no vaya a más y vivir con toda normalidad”.
Illana ha cambiado de tratamiento pero se encuentra en un momento de transición que acentúa su inmovilismo. Eso sí, no tira la toalla: “En el futuro, según vaya la medicación, veré si tengo que retirarme”. Confía todo a la ciencia. Aun así, el tiempo vuela (o salta, en este caso) y el objetivo de plantarse en el trampolín de Río 2016, con lo que completaría cuatro participaciones en Juegos Olímpicos, se le complica. “Llego bastante justo, por no decir que no llego”, se lamenta.
«Llego bastante justo a los Juegos Olímpicos, por no decir que no llego»
Pero un deportista de élite como Javier Illana está hecho de una pasta especial: “A lo largo de mi carrera deportiva he tenido todo tipo de lesiones y siempre he podido salir adelante”. Incluso, una mononucleosis le acompañó en cada salto durante un campeonato del mundo.
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En 2013, el fallecimiento de su abuela es su gran punto de inflexión. Illana residía en Canadá, donde lejos de su familia es incapaz de acercarse a la piscina. El estrés y la ansiedad le hacen recurrir al psicólogo por primera y única vez en su carrera. Ahí se da cuenta de que “No es el cuerpo, es la mente” lo que prima, precisamente el título de su libro. Damos la bienvenida al Illana escritor.
Una vez le diagnostican la espondilitis, una editorial se interesa en él. “Al principio no estaba muy cómodo porque no sabía qué contar”, se sincera. Con la concentración como aliado, en él resume sus retos dentro y fuera del agua.
¿Cómo vivió la experiencia en Mira quién salta? Pasa página
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Uno de los más apasionantes, o “una experiencia inolvidable”, tal y como él lo califica, fue su papel en el reality de Telecinco Mira quién salta. “Para mí fue algo muy especial porque una de las cosas que más amo se pudo ver a nivel televisivo”, recuerda. Allí participó como jurado en la primera edición y como coach en la segunda, acompañando a Jesús Vázquez en la conducción.
Y por supuesto, fue testigo en primera persona de aquel “por Charlie”, que Lydia Lozano donó para los anales de la televi- sión antes de zambullirse. “Salió de ella porque lo pasó bastante mal a la hora de saltar, tenía miedo, pero gracias al equipo pudo dedicárselo a la persona que quería”, cuenta sonrisa en boca. La magia de la pequeña pantalla.
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El Illana presentador cuenta con un título otorgado por La Fábrica de la Tele. “Barajo el mundo de la televisión en el futuro, siempre me ha gustado comunicar”. No hay miedo al trampolín pero tampoco a la cámara. ¿Forma la palabra parte de su diccionario? “El miedo va a estar presente siempre, pero no solo cuando saltas. También en cuanto al rechazo, por ejemplo”, confiesa.
¿Qué opinión tiene de Tom Daley y la homofobia en el deporte? Pasa Página
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Y si hablamos de rechazo, discriminación o ausencia de igualdad y visibilidad, no podemos dejar de lado el deporte y la homofobia. Si hay una disciplina que puede asemejarse al oasis en el desierto, esa es la natación y los saltos de trampolín. “Es verdad que he convivido con un montón de compañeros gays y no tengo ningún problema”. Y continúa: “De hecho, no entiendo por qué habría que escandalizarse por ello”. A modo de anécdota: “¿Sabes que los gays son los que suelen saltar desde 10 metros? Los heteros lo hacen normalmente desde más abajo” [risas].
Por supuesto, su discurso se confirma al comprobar la estrecha amistad que le une con Tom Daley, el gran icono LGTB en su profesión. Incluso le ayuda a aprender español. “Siempre he visto a Tom de la misma manera, a la gente no le tendría que preocupar que fuese gay”, explica. Y añade: “Hace muy bien en decirlo y también en hacer su vida con su futuro marido, le deseo lo mejor”. Una última confesión: “Me encanta ir a las celebraciones del Orgullo”. De mojarse, sabe un rato. Y de hablar, también. Solo queda esperar que los dolores le dejen volver a su hábitat: la élite.
En No es el cuerpo, es la mente (Alienta Editorial), Illana explica que la concentración es tan importante que supone un 70% del éxito. A raíz del descubrimiento de su enfermedad, resume aquí cómo el esfuerzo y el equilibrio han formado parte de su carrera.
Fotos miguelangelfernadnez.net
Estilismo Tania Fernández
Maquillaje y pelo Moi Freire by Mön ICON y Graftobian