Si estás cansado de ir a los mismos sitios, quedar en los mismos bares y no descubrir nada nuevo, en Japón tienen la solución: un restaurante para comer culos. Sí, has oído bien, no hay mesas ni cubiertos, simplemente una pared con huecos en los que aparecen varios traseros para saciar el hambre de los ejecutivos japoneses. De momento las únicas voluntarias son chicas, y para que no haya ninguna duda aparecen sus fotos encima de cada trasero, para que el comensal sepa lo que está comiendo.
La idea es impactante y podría rozar lo enfermizo, pero si tienes entre 100 y 250 euros y te apetece degustar uno de estos manjares, ya sabes dónde tienes que viajar.