¿Os imagináis que una parte de las salas de cine de tú país estuviera bajo el control de una institución religiosa? Pues eso es precisamente lo que sucede en Italia. Más de mil salas del país están bajo el control de la Iglesia católica, lo que ha contribuido a una distribución casi inexistente de la famosa película de temática gay Weekend, estrenada en el país el pasado día 10, y con cinco años de retraso, por cierto.
Según declaraciones del comité evaluador de la Conferencia Episcopal Italiana, Weekend es una película “no recomendada, no aprovechable y escabrosa”. El filme trata el tema de las drogas además de la homosexualidad, y su distribución se limitará a diez salas de cine en todo el país. En ciudades como Florencia, Bérgamo o Padua será imposible verlo, un hecho que denota un intento de censura por parte de la Iglesia italiana.
“Weekend no tiene nada de escandaloso, es una historia de amor”, ha declarado Cesare Petrillo, distribuidor de la película en Italia, que ha animado al público a ir a verla para romper prejuicios lograr así que pueda verse en más salas del país. “Invitamos a los espectadores a ver la película en el primer fin de semana: como esperamos todos una media alta, podrá permitir una distribución más amplia en la segunda semana de programación”.
La temática de las drogas no es la razón principal para la escasa distribución del largometraje. Muchas películas con un contenido similar –o incluso más ‘fuertes’– han tenido el visto bueno de las autoridades eclesiásticas y se han proyectado en cientos de salas. Está claro que lo que verdaderamente les molesta es el protagonismo de una pareja gay.
A pesar de que el Papa Francisco ha demostrado tener una visión del colectivo LGTB menos conservadora que otros miembros de la Iglesia, el sector más rancio del catolicismo sigue ostentando mucho poder, también económico.
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