Había quedado con una amiga, pero nunca apareció. El pasado 8 de marzo, Trevor O’Brien se quitaba la vida en su residencia estudiantil de Wyoming (EE UU). Y a juzgar por el acoso que sufría, no nos extraña.
El pasado mes de diciembre, Trevor subía a su perfil de Facebook una foto de su coche con una peculiar decoración: un “maricón”, el dibujo de pene y varios huevos estrellados. Según su familia, “nadie fue capaz de hacer nada”, tal y como cuentan en KTQV TV. Mientras, a Trevor solo le calmaba escuchar e imitar a su ídolo Sam Smith. La investigación está en curso pero, una vez más, se debería haber actuado antes de este fatal desenlace. Descanse en paz.