Tranquilos: solo es sexo

Debida al generoso y pícaro intelecto del periodista cultural, comisario y crítico Javier Díaz-Guardiola, Solo es sexo reúne a 22 creadores distribuidos entre las salas de la muy honorable y céntrica galería Fernando Pradilla de Madrid (Claudio Coello, 20) y un espacio añadido, dedicado solo al vídeo, que se transmuta en esta ocasión en una, […]

Guillermo Espinosa

A mí lo que me tira es el underground.

23 marzo, 2016
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Tranquilos: solo es sexo

Debida al generoso y pícaro intelecto del periodista cultural, comisario y crítico Javier Díaz-Guardiola, Solo es sexo reúne a 22 creadores distribuidos entre las salas de la muy honorable y céntrica galería Fernando Pradilla de Madrid (Claudio Coello, 20) y un espacio añadido, dedicado solo al vídeo, que se transmuta en esta ocasión en una, ejem, sala X conceptual.

En palabras del propio Guardiola, “es una selección de trabajos que hacen una lectura de la expresión que da nombre a la exposición en una doble dirección. De un lado, quitándole hierro a actitudes e imágenes que –no lo negamos– están relacionadas con lo sexual, pero sin que su intencionalidad trascienda mucho más allá de su propia naturaleza. No son más que sexo. Ni más, ni menos. Pero del otro, además, denunciando todas aquellas miradas y comportamientos que reducen al ser humano únicamente a su condición sexual o de género, negándole cualquier tipo de potencialidad, de capacidad para sorprendernos o para superarse. Son esos casos en los que, detrás de la persona, no vemos más que sus genitales o sus gustos en la cama”.

Entre los seleccionados hay nombres muy conocidos –es el caso de los artistas Carlos Aires, presente en esa sala X, Germán Gómez, los fotógrafos Paco y Manolo o el rey del boli Bic, Juan Francisco Casas– y una notable lista de absolute begginers como Alejandro Bombín, Edurne Herrán, Federico Sposato o Santi Ruiz. Incluso dos artistas escondidos tras seudónimo: Anthony Stark (sí, el empresario que es Iron Man) o el dibujante Mister Simplemente.

Tranquilos: solo es sexo

Acercamientos desde muchas ópticas y con franca falta de prejuicios: desde una pintura política y de realismo sucio, al pop suscitado por la propia Internet, las herramientas digitales o los emoticonos, a la tradición del dibujo en línea art-brut, a la poesía visual con connotaciones humorísticas e incluso a la fotografía documental –uno de los proyectos es de Juan Carlos Martínez: imágenes de los conjuntos vegetales que ocultan a nuestros chicos de los parques cuando el cuerpo les pide cruising– o los proyectos conceptuales que tratan de desvelar –con muchísimo sentido del descaro y el humor– ciertos mecanismos psicológicos de las omnipresentes redes sociales.

Aparte de la exposición y esos vídeos de esta peculiar sala X –muy atentos, porque hay trabajos sublimes de gente tan recomendable como Fito Conesa, Andrés Senra, Félix Fernández o Raisa Maudit–, la exposición se presenta llena de actividades paralelas, como una mesa redonda de escritores que tratan lo erótico y lo pornográfico, o shootings en la propia galería, abiertos a la participación de los visitantes: Patricio Cassinoni retratará a todo aquel que lleve puesta únicamente su prenda favorita (un trabajo en desarrollo para su serie Only One), e Ismael DeLarge hará lo propio con parejas que se besen frente a su cámara, o sujetos que besen a un modelo humano real sobre el que no se podrá colocar los labios dos veces en el mismo sitio. Vamos, que hay promesas de algo que es solo sexo, desde luego. En público. Estas actividades se irán anunciando desde la web de la galería y las redes de los artistas.

¿Quieres conocer las obras más sugerentes que se expondrán (y se podrán adquirir)? Pasa página

Como son muchos los artistas convocados, aquí os ofrecemos una pequeña muestra escogida de algunas de las obras que podréis contemplar y, si os apetece y hay capital, también adquirir.

Fernando Bayona (Linares, Jaén, 1980). Es de sobra conocido como uno de los mejores fotógrafos jóvenes de lo masculino. Exhibe algunas imágenes de su serie The Life of the Others, dípticos que mezclan arquitecturas urbanas de las clases medias decentes con retratos de profesionales del sexo obligados a simular identidades para realizar sus trabajos: chaperos, strippers…

Tranquilos: solo es sexo

Edurne Herrán (Baviera, 1978). Mantiene su inmersión pop versión 3.0 bordando al modo tradicional unos emoticonos probables para prácticas de sexting de lo más sofisticadas. Digamos que la bondad y la ingenuidad no son del todo incompatibles con los apetitos más depurados.

Tranquilos: solo es sexo

Federico Sposato (Mar de Plata, 1984). Lleva un par de años utilizando su bien fornido cuerpo –body painting mediante– para proponer, desde una sensible heterosexualidad, otra masculinidad posible, en sintonía con la parte femenina de cada uno. Acudiendo también a los modelos del cómic de superhéroes, delata los miedos e insuficiencias a los que se enfrentan los valores tradicionales de la virilidad.

Tranquilos: solo es sexo

Diego de los Reyes (Sevilla, 1977). Expone una serie de acuarelas inéditas, Investidos, donde insiste en la alienación corporal del hombre, que forja su identidad masculina acudiendo a atributos colectivos en los que la indumentaria, por ejemplo, tiene un alto contenido de coerción y también de promesa de éxito sexual.

Tranquilos: solo es sexo

Mar Sáez (Murcia, 1983). Expone su premiada serie Vera y Victoria: posiblemente la serie fotográfica más sensible jamás planteada sobre las relaciones lésbicas. Donde, además, una de las chicas fue antes un chico. Un prodigio de humanidad y ternura retratando precisamente la intimidad sexual de dos adolescentes emancipadas.

Tranquilos: solo es sexo

Ismael DeLarge (1981). Apela directamente a maestros de los primeros 90 como Rick Castro para retratar a Devotees, practicantes de esa parafilia de los que tienen preferencia por la discapacidad física y las ausencias de miembros. La amputación siempre ha sido un territorio de lucha en las micropolíticas corporales.

Tranquilos: solo es sexo


Solo es sexo se podrá visitar del 31 de marzo al 21 de mayo en la Galería Fernando Pradilla (Claudio Coello, 20) de Madrid. Más información en galeriafernandopradilla.com


 

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