Pet Shop Boys: ‘Super’

Tradicionalmente, cada nuevo disco de Pet Shop Boys ha sido una reacción –rupturista en intención– frente al anterior. En ese sentido, Super es una curiosa excepción. Tras la decepción incuestionable de Elysium, Electric supuso una reactivación más que notable, con unos Pet Shop Boys milagrosamente revigorizados. Es evidente que Stuart Price supo insuflar músculo sonoro […]

Agustín Gómez Cascales

Agustín Gómez Cascales

He viajado en limusina con Mariah, he tomado el té con Beyoncé, he salido de fiesta con J.Lo y he pinchado con RuPaul. ¿Qué será lo próximo?

1 abril, 2016
Se lee en 4 minutos

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Pet Shop Boys: ‘Super’

Tradicionalmente, cada nuevo disco de Pet Shop Boys ha sido una reacción –rupturista en intención– frente al anterior. En ese sentido, Super es una curiosa excepción. Tras la decepción incuestionable de Elysium, Electric supuso una reactivación más que notable, con unos Pet Shop Boys milagrosamente revigorizados. Es evidente que Stuart Price supo insuflar músculo sonoro de nuevo a sus composiciones, y luego se encontró con la difícil papeleta de no bajar el listón en Super.

La tarea era complicada, porque en esta ocasión las canciones de Neil Tennant y Chris Lowe no tienen el empaque de otras veces. Hacía mucho que un disco de Pet Shop Boys no daba tanto la impresión de parecer un divertimento sin deseo de mayor trascendencia. Aunque, ojo, cuando PSB han apostado por discos así en el pasado han logrado maravillas como Introspective y rarezas tan a reivindicar como el limitado Relentless que acompaña la edición especial de Very. En esta ocasión, cuando el momento dorado del house-pop impulsado por bandas como Disclosure empieza a decaer, PSB van a contracorriente –esa sí es otra de sus constantes– y apuestan abiertamente por él.

Pet Shop Boys: ‘Super’

The Pop Kids es una gozosa rareza dentro de Super. Un single que merece directamente un puesto de honor en su futura recopilación de singles recientes, con la esencia de los Pet Shop Boys más en forma, los que apelan a emociones evocadoras de tiempos mejores vehiculadas a través de beats contagiosos y melodías pegadizas. Un ‘tema de primera hora de la noche’ que poco tiene que ver con el espíritu más propio de after del resto del repertorio del disco.

En Happiness, el tema que lo abre, queda muy claro que en esta ocasión no les interesa tanto cultivar la sutilidad, sino el subidón inmediato con un punto makinero –y eso que la EDM a ellos no les sienta muy bien–. Que no les interesa el qué dirán, aunque saben que provocarán reacciones viscerales, se nota en Twenty-Something, donde se abandonan sin cortarse al reggaetón. Sin el efecto sorpresa de sus experimentos con los ritmos latinos de Bilingual, lo que queda es una curiosidad que solo despertará una sonrisa cómplice en sus devotos.

También rompe con el tono dominante The Dictator Decides, donde se encomiendan al espíritu reflexivo de obras maestras como Behaviour para que Tennant se luzca en una de sus letras comprometidas. Pazzo! es una de sus audaces incursiones en la reivindicación ravera propia de finales de los 80 y primeros 00, que viene a ser una secuela graciosa de aquel libérrimo Paninaro. Como Inner Sanctum es una puesta al día del Go! de Moby a través del house propio de megafiestas gays como la We.


SUPER FUNCIONA COMO DIVERTIMENTO EUFÓRICO, COMO UNA DE ESAS NOCHES LOCAS QUE SE DISFRUTAN COMO SI NO HUBIERA UN MAÑANA”


Muy interesante resulta la autorreivindicación que proponen en Undertow, donde recrean con rigor el espíritu de clásicos suyos ochenteros como Opportunities. Cuando celebran treinta años de su primer número uno, procede totalmente este momento autorreferencial. No se entiende tanto que hayan dado prioridad en el tracklist a una canción como Sad Robot World, carne de cara B menor, frente a In Bits, por ejemplo, que sí ha terminado siendo una cara B.

Cuando apuestan por el eurodance de sensibilidad noventera el disco sube puntos. Say It To Me es un eurohit incontestable, y aún más brillante es Groovy, uno de esos himnos ‘hands in the air’ que pide a gritos ser single ya. Burn es una especie de hermana pequeña de It’s a Sin en clave italoácida, y remata el disco Into Thin Air, otra canción que deja claro que el tramo final del disco parece una invitación a revisitar acto seguido Actually.

Pet Shop Boys: ‘Super’

Super es, en definitiva, un ejercicio de estilo en donde en ocasiones se ve más el esfuerzo de su productor que el de sus firmantes, pero que funciona como divertimento eufórico, como una de esas noches locas que se disfrutan como si no hubiera un mañana pero que no dejan una huella indeleble. Lo cual no es malo en absoluto. PSB han logrado dar forma a un disco que es lo más parecido a un chupito de Jagger que han firmado nunca.

Puntuación: ★★★☆☆


EL ÁLBUM SUPER DE PET SHOP BOYS ESTÁ EDITADO POR X2/KOBALT/POPSTOCK!


 

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