Surrealista y difícil de comprender lo acontecido en París el pasado viernes.
Un Tribunal de lo Laboral de París apoyó la explicación de una acusada la cual llamó, en términos literales, “maricón” a un ex empleado que trabajaba en su peluquería, alegando, “sus señorías”, que la utilización de la palabra “maricón” no es un insulto homófobo, ya que la mayoría de los hombres que trabajan en este tipo de establecimiento o salones de belleza son homosexuales. “En el contexto del ambiente de la peluquería, no puede considerarse homófobo puesto que es sabido que los salones de peluquería emplean regularmente a personas homosexuales, sobre todo en los salones de peluquería femeninos, sin que eso suponga un problema”.
El dictamen ha exculpado a la acusada de delito homofóbico pero no de pagar una indemnización de cinco mil euros a su ex empleado David Caramel, al destruir, en un ataque de ira, el contrato de pruebas del peluquero. Para más inri, antes de hacerlo envió accidentalmente un mensaje al susodicho en el cual se podía leer, “no lo veo, no lo voy a mantener, es un maricón asqueroso, no hacen más que putadas”.
El hecho sucedió el mes de enero pero no ha sido hasta el pasado viernes cuando saltó a la luz pública. El abogado de Caramel, que recurrirá la sentencia, aseguró a France Info que las declaraciones de la empresaria son totalmente homófobas y discriminatorias.
La sentencia de los jueces ha cosechado mucha polémica en el país galo, especialmente en instituciones como Inter-LGTB, que teme que este mensaje cale en la sociedad francesa. También en instituciones políticas, ejemplo de ello ha sido la ministra de trabajo, Miriam El Khomri, que declaró a la radio RTL estar sorprendida y escandalizada por lo ocurrido.