Parece que las declaraciones del papa Francisco referidas a los homosexuales, como las que se publicaron en 2013 – “¿Quién soy yo para juzgar a un homosexual que busca al Señor con buena voluntad?”– no son más que palabrería que disfraza de progresista a un pontífice que continúa con los ideales tradicionales y conservadores de la Iglesia católica. Esta conclusión surge a raíz del silencio de 15 meses por parte del Vaticano que ha obligado al presidente francés François Hollande a retirar la propuesta de nombrar a Laurent Stefanini embajador ante la Santa Sede. Como publica El País, el candidato de 56 años, católico practicante y abiertamente gay, era la elección perfecta para el puesto gracias a su formación en la elitista Escuela Nacional de Administración, su labor en asuntos religiosos del Ministerio de Exteriores y su trabajo como número dos en la embajada de Francia en el Vaticano entre 2001 y 2005, época en la que fue condecorado con la orden de San Gregorio el Grande, una de las más importantes distinciones papales. A pesar de su excelente formación, el presidente francés ha tirado la toalla tras más de un año de espera y la falta de una respuesta por parte del Estado vaticano. Ahora, después de este silencioso rechazo, Stefanini será embajador de Francia en la Unesco a partir del próximo 25 de abril.
Ya en 2007, Sarkozy presentó como candidato ante el Vaticano al también abiertamente gay Jean-Loup Kuhn-Delforge, al que la Santa Sede rechazó tras un año de silencio alegando que el aspirante tenía pareja estable y que ambos aparecían juntos en los actos oficiales, excusa que no les ha valido en el caso de Stefanini, ya que éste es soltero.