“Prefiero estar encasillado a estar en paro”. Pablo Chiapella (Albacete, 1976) se sacude el éxito con naturalidad. Mientras cinco millones de espectadores aguardan delante de la pequeña pantalla a que Amador Rivas nos embrutezca en La que se avecina cada martes, él solo anda preocupado de vivir el presente.
Y lleno de trabajo. Porque además de arrasar en Telecinco desde hace ya nueve temporadas, anda tras el telón del madrileño Teatro Marquina en La puerta de al lado, a las órdenes de Sergio Peris-Mencheta. “Una historia de amor al uso con la diferencia de que empieza contando que los protagonistas acaban juntos”, aclara desafiando el spoiler. Pero tranquilos, que la trama plantea cómo dos personas totalmente opuestas pueden llegar a enamorarse. Ahí es donde reside el quid de la cuestión.
“Lo bueno que tiene La que se avecina es que es un arcoíris de la vida misma”
Junto a Silvia Marsó, unos diálogos elaborados e ingeniosos se cuestionan cada movimiento ajeno. Por cierto, mientras tanto intentan encontrar el amor a través de las redes sociales. ¿Es esto posible? “A mí me ha pillado tarde, pero sí conozco gente que las ha usado y es feliz. Y oye, si no encuentran el amor, encuentran sexo, que también está bien”, argumenta.
Se puede caer en el error de usar la tecnología para encontrarte a ti mismo, cuando lo realmente atractivo reside en todo aquello que rechazas a primera vista. Su personaje comparte aristas con el que interpreta en La que se avecina: soltero, vecino, nocturnidad, alevosía… Pero “la diferencia es que este sabe hablar y Amador no. Realmente, este es el auténtico vividor follador”.
Resulta inevitable comparar cada una de sus actuaciones con el papel que le ha otorgado tanta popularidad. Sin ánimo de caer en los tópicos… “Tranquilo. Si me molestase me habría quedado dando clases de educación física, que es lo que estudié. Me enorgullece haber hecho un personaje que haya calado de esa manera en la sociedad y se le reconozca inmediatamente”. Para quitarse la espina, cambia de registro y se enrola en proyectos que completan su satisfacción. Hay vida más allá de Mirador de Montepinar.
¿Teme que solo se le considere para un determinado tipo de papel? “Seguramente, pero la vida es muy larga y La que se avecina pasará”, aunque tras acudir al audímetro los miércoles por la mañana, de momento “decir que se va a acabar la verdad que es complicado”. Tampoco hay prisa.
Puede que su éxito resida en la excentricidad de sus personajes. Y usamos el condicional porque ni siquiera Chiapella se lo explica. “Es una cosa muy rara, porque está siendo un proceso a la inversa. Normalmente las series empiezan arriba y bajan, está empezó peor por ser un sucedáneo y poco a poco ha ido enganchando”. Un “ser fiel a la idea original y tener un elenco tan amplio que te permite desarrollar personajes en diferentes temporadas” es la conclusión más profunda a la que llegamos, pero tampoco es cuestión de hacerse demasiadas preguntas.
¿Por qué tiene Amador Rivas tanto éxito entre el público gay? ¿Cómo se sintió haciendo de pareja de Fernando Tejero? Pasa página
Un momento. Porque Chiapella no ha reparado en el sex appeal de su rol. No obstante, haberlo, haylo. Incluso ese punto gañán indocumentado eleva la libido de sus fans gays. “No sé, igual me lo podéis explicar vosotros mejor. Igual es por su punto así machote, aparte de porque tiene un torso precioso…” [risas], al tiempo que reconoce haber oído rumores al respecto. Si a ello le añadimos que el tanga es su prenda más recurrente en la serie… “Ojo que llevarlo no es fácil ni cómodo, y eres consciente de partes de ti de las que no tienes por qué ser consciente”, añade entre carcajadas.
E investigando, el actor encontró uno de sus momentos cumbre cuando en una de sus múltiples tramas: Amador se hace pasar por gay y vive un romance con Fermín, el personaje interpretado por Fernando Tejero. Este le explica que fingiendo ser “yo tu macho y tu mi chochete, o mi pichita”, no hay mejor idea para recuperar la custodia de sus hijos. De lo contrario, denuncia por homofobia al canto. “Me encantó investigar la parte femenina de Amador, de hecho yo lo hubiera estirado más, me sentí muy cómodo haciendo de gay, fue muy divertido”, explica. Apoyamos la moción.
“Me encantó investigar la parte femenina de Amador, de hecho yo lo hubiera estirado más”
Y agradecemos la visibilidad. Porque como bien explica Chiapella, “lo bueno que tiene La que se avecina es que es un arcoíris de la vida misma, hay que intentar reflejar lo que hay”. En este sentido, el papel de Alba, la hija transexual de los Recio que tan bien ejecuta Víctor Palmero, se antoja clave para aportar su pequeño grano de arena a favor de la no discriminación. “Y lo difícil que es hacerlo sin herir a nadie ni caer en estereotipos, le está dando una dimensión muy desde la verdad”. Su personaje, aún por desarrollar, promete seguir cumpliendo todos estos objetivos.
Un par de fotos antes terminar, ahora que todavía estamos solos. “Si abro la brecha de las fotos, estoy muerto, así que en sitios con mucha aglomeración prefiero quedar como un capullo”, confiesa antes de despedirnos. Para disipar dudas, valgan todas estas líneas como retrato.
FOTOS: www.miguelangelfernadez.net