Imagina que tus amigos y tú estáis sentados tranquilamente disfrutando de vuestra comida rápida favorita.
De repente escucháis unos golpes en el escaparate del restaurante reclamando vuestra atención. Lo consigue. ¡No dáis credito! Se trata de un chaval dando porrazos y refrotándose con su pene contra el cristal. Bueno, dentro de lo surrealista el pervertido exhibicionista está objetivamente bueno. ¡Ponlo para llevar!
Pues eso mismo, por muy descabellado que pueda parecer, le pasó a este grupo de amigos del sur de Londres. El vídeo no tiene desperdicio, y el perrito caliente… tampoco.