El estreno de la versión escénica de Cinco horas con Mario, el 26 de noviembre de 1979 en el Teatro Marquina y con media Academia de la Lengua en el patio de butacas, no fue lo que se dice una buena experiencia para Lola Herrera. “Recuerdo una noche desastrosa, un suceso detrás de otro y una gran sensación de frustración. Qué mal me sentía… Íbamos a marchas forzadas y pasaron muchísimas cosas”, cuenta en su casa de Madrid. “Me tuve que estudiar dos textos distintos, uno que tenía partes del otro en un orden diferente, y luego el telón levantó una mesa que había en primer término y se cayó todo lo que había encima, que era lo que yo utilizaba durante la función. Con todo y con eso, el público reaccionó muy bien, pero la función no salió como esperábamos, empezó a rodar más tarde”.
37 años después de aquella noche, el personaje de la viuda Carmen Sotillo que escribió Miguel Delibes aún acompaña a la actriz, que acaba de retomarlo en una nueva producción en el Teatro Reina Victoria de Madrid. La ha interpretado con pelo rubio, corto, largo, recogido… Ahora toca una Carmen castaña con “el pelo de la época”, dice, pero cuyas disertaciones sobre política, sexo, moral y religión permanecen intactas.
El monólogo ha vuelto a su vida en un momento en el que, con 80 años, empiezan a abundar los reconocimientos a toda su carrera. Como el Max de Honor que recogió hace una semana de manos de su hija Natalia Dicenta y que ha colocado al lado del que ganó por Solas, en el mismo salón donde conserva una foto enmarcada en la que la actriz pasea junto a Delibes. “Si no te mueres antes, te dan casi todos los premios”, bromea. Los recibe como algo cariñoso y entrañable. “Es algo más que un premio profesional, es el trabajo de toda una vida, pero con un matiz afectuoso. Ha propiciado que muchísima gente con la que no hablo nunca o que conozco de pasada, me hagan llegar todo tipo de mensajes de felicitaciones”.
SHANGAY ⇒ ¿El Max de Honor es una invitación a jubilarse?
LOLA HERRERA ⇒ Yo ya estoy jubilada, y de honorífica nada, que el día que trabajo me lo quitan de la jubilación. Así colaboro de alguna manera con la caja de las pensiones.SHANGAY ⇒ Debutaste con 12 años en Radio Valladolid como cantante, no como actriz. ¿Nunca te volvió a tentar la canción o el teatro musical?
LOLA HERRERA ⇒ Nada, canté de los 12 a los 14 años y un día me dije que no quería cantar más. Como nadie me obligaba, lo dejé. Y según creo, cantaba muy bien. Gané unos cuantos premios, lo que pasa es que no hay grabaciones. Cantaba un género muy difícil, que eran unas canciones llenas de falsetes de la mexicana Irma Vila, muy famosa entonces. Pero yo no quería ser la imitadora de nadie y lo dejé. Me encanta que mi hija Natalia cante, tiene facultades y ha desarrollado algo que yo no llegué a desarrollar, y disfruto mucho con ella.
“YO YA ESTOY JUBILADA, Y DE HONORÍFICA NADA, QUE EL DÍA QUE TRABAJO ME LO QUITAN DE LA JUBILACIÓN”
SHANGAY ⇒ En la gala de los Max se la veía a ella más nerviosa que a ti…
LOLA HERRERA ⇒ Sí, pobre. Pasó un rato de muchísima emoción. Y mi hijo Dani creo que lloró y todo.SHANGAY ⇒ ¿Por qué regresar ahora con Cinco horas con Mario?
LOLA HERRERA ⇒ Porque quiero pasearme con Carmen a esta edad, a ver qué sucede. Están pasando cosas muy interesantes en los ensayos con Josefina Molina. Ha sido una cosa no pensada, ha venido rodada por una serie de circunstancias como el 50º aniversario de la edición de la novela, unas conversaciones que mantuve con mi amigo y productor José Sámano y el hecho de que ahora tenía tiempo para hacerlo. Yo creí que nunca más iba a retomarlo, pero luego pensé que tendría su gracia.
“QUIERO PASEARME CON CARMEN A ESTA EDAD, A VER QUÉ SUCEDE. ESTÁN PASANDO COSAS MUY INTERESANTES EN LOS ENSAYOS”
SHANGAY ⇒ ¿Has descubierto cosas nuevas en este reencuentro con el texto de Delibes?
LOLA HERRERA ⇒ Sí, y va a salir una Carmen muy de vuelta. Siempre he interpretado a distintas Cármenes en distintas épocas y esta va a ser una más, con una distancia de años muy grande. El humor castellano de Delibes va a estar más a flor de piel.SHANGAY ⇒ ¿Cómo era el trabajo con Delibes?
LOLA HERRERA ⇒ Maravilloso, para mí fue un regalo total conocerle después de leer su obra, porque somos paisanos y me he leído si no todo, casi todo de Miguel. Cuando yo era joven, él ya era alguien ilustre en Valladolid, a la que siempre estuvo pegado. Y aunque lo veía por la ciudad, no nos conocimos hasta entonces. Era muy parco en palabras, muy castellano, no regalaba el oído a nadie y, sin embargo, se interesó mucho por mí. Dijo unas cosas tan increíbles de mi trabajo públicamente que me pareció el honor más grande que borrara de su mente la imagen de la Carmen que tenía para quedarse con la del teatro.
SHANGAY ⇒ La última vez que se representó la obra fue con Natalia Millán. ¿Qué sentiste al verla?
LOLA HERRERA ⇒ Una sensación muy extraña, no sabría definirlo. Si la hubiera visto más veces, me habría familiarizado, pero ver la función desde abajo y oír un texto que ya conocía me resultó extraño.SHANGAY ⇒ ¿Es la obra más importante de tu carrera o exageramos los periodistas?
LOLA HERRERA ⇒ Lo es por una serie de circunstancias. Cuando la estrené no se hacían monólogos tan contundentes en este país, o si se hacía alguno no tenía demasiada repercusión o era sinónimo de ladrillo. Nosotros no pensamos que el nuestro fuera a ser una excepción, lo hicimos porque nos enamoraba el texto. Pero fue un zambombazo, un suceso teatral. Si no hubiera estado preparada, si no hubiera hecho muchísimas cosas antes, habría sido distinto. Pero toda esa experiencia me ha llevado a tener la capacidad de hacerme con este texto en el escenario. Y eso es algo que ocurrió con Mario, pero también con Juana del amor hermoso o Las amargas lágrimas de Petra von Kant. Pero de asociarme con una obra, la gente indudablemente lo hace con Cinco horas con Mario.SHANGAY ⇒ ¿Cómo fue la noche en que te despediste de Carmen Sotillo?
LOLA HERRERA ⇒ La recuerdo muy bien, fue en 2002, y de ahí pasé a ensayar Solas. Me deshice de todas sus cosas, como la toquilla, que está en el restaurante La Criolla de Valladolid. Hice algo que no se debe hacer nunca, que es despedirse definitivamente de un personaje.
¿Qué le molestó de los Premios Max? ¿Entenderán las nuevas generaciones a su personaje? Pasa página
SHANGAY ⇒ En la gala de los Max se hizo hincapié en las pocas mujeres nominadas. ¿Has sufrido el machismo en la profesión?
LOLA HERRERA ⇒ En esta profesión se ha notado menos el machismo que en otras, pero claro que se nota. Sobre todo en la gente que escribe, porque hay muchísimo más trabajo para hombres que para mujeres. Suerte que en teatro se necesita de todo. Ahora parece que para cubrir los espacios televisivos y las series solo valen los jóvenes. En un mundo que se está haciendo viejo, todos son jóvenes.
“ME PRODUCE INDIGNACIÓN QUE LA GALA DE LOS MAX NO SE EMITIERA EN LA 1 DE TVE Y EN DIRECTO”
SHANGAY ⇒ La otra reivindicación de la noche fue el IVA… Para alguien que lleva cinco décadas de carrera, ¿es una batalla que uno no se esperaba librar a estas alturas?
LOLA HERRERA ⇒ Es que me afecta de pleno. Trabajo con empresas a las que les podría quedar dinero para montar nuevos espectáculos y arriesgar o experimentar con otro tipo de montajes, pero no pueden. Y eso lo padecemos todos. Es una cosa loca, una falta de respeto por la cultura y la enseñanza, una manera de no valorar lo que significa en toda su amplitud para los españoles. No sé si cambiaremos de tercio en algún momento, pero no veo un interés por esto y me produce mucha indignación. Como también me lo produce el hecho de que la gala de los Max no se emitiera en La 1 de TVE y en directo.
SHANGAY ⇒ ¿Crees que las nuevas generaciones entenderán igual a Carmen Sotillo?
LOLA HERRERA ⇒ ¿Cómo no la van entender, acaso es una marciana? [risas] ¿A Medea no la entienden? Pues esta está mucho más cerca. Y sigue siendo la misma. Aquí no se habla más de otra cosa que de política, y hoy todos los días en televisión veo a fachosos que hablan como Carmen Sotillo.
“TODOS LOS DÍAS EN TELEVISIÓN VEO A FACHOSOS QUE HABLAN COMO CARMEN”
SHANGAY ⇒ Hubo una época reciente en la que solo te interesaban comedias. ¿Eso ha acabado ya?
LOLA HERRERA ⇒ Es que acabé del drama hasta el gorro, te lo digo de verdad, y necesitaba hacer un par de comedias. Pero, indudablemente, el trabajo que a mí me gusta hacer es otro. Las hice con gusto y me divertí mucho, por ejemplo, con Seis clases de baile en seis semanas, con Juanjo Artero, pero la que vamos a hacer juntos en agosto, La velocidad del otoño, es más seria. Empezaremos a ensayar en cuanto termine con Cinco horas con Mario.SHANGAY ⇒ ¿También acabaste de Carmen Sotillo hasta el gorro?
LOLA HERRERA ⇒ No, de ella nunca. Es un personaje muy rico y lleno de callejones sin explorar, un pozo sin fondo. Y eso que ella y yo tenemos poco que ver. Ella es víctima de la educación, el entorno, la familia y la época. A mí me ha salpicado algo de esa época, pero yo nací en una familia obrera, sin pretensiones de parecer lo que no era y totalmente de izquierdas.
LA OBRA CINCO HORAS CON MARIO SE REPRESENTA EN EL TEATRO REINA VICTORIA (CARRERA DE SAN JERÓNIMO, 20) DE MADRID.
Fotos: Daniel Dicenta Herrera