No recibirá la confirmación por ser transexual

“Tenía que haber aguantado el castigo que Dios le dio y la cruz que el Señor le mandó sin ofender a la naturaleza”. Estas han sido las palabras dedicadas a José Belloso, provenientes del párroco Juan José Romero, perteneciente a la Iglesia de Santa María de las Flores, en el municipio cordobés de Posadas. A […]

10 mayo, 2016
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No recibirá la confirmación por ser transexual

“Tenía que haber aguantado el castigo que Dios le dio y la cruz que el Señor le mandó sin ofender a la naturaleza”. Estas han sido las palabras dedicadas a José Belloso, provenientes del párroco Juan José Romero, perteneciente a la Iglesia de Santa María de las Flores, en el municipio cordobés de Posadas. A Belloso se le ha denegado el sacramento de la confirmación por el simple hecho de ser un joven transexual. Con este ritual religioso, el joven pretendía poder ser el padrino en el bautizo de su sobrina.

El Observatorio Español contra la LGTBfobia (STOPLGTBFOBIA) considera legítimamente reprobables las palabras del párroco, así como el comunicado emitido por el Obispado de Córdoba, presidido por Demetrio Fernández. En él se descarta que este hecho se trate de una discriminación, sino que se ajusta al Código de Derecho Canónico que considera no idóneo el estilo de vida de las personas transexuales y que es incompatible con la vida cristiana.

El director del Observatorio, Paco Ramírez, ha sido tajante con la actitud de la institución eclesiástica cordobesa. “Desde el Observatorio Español contra la LGBTfobia consideramos éticamente reprobable desde todo punto de vista y una degradante y humillante discriminación por el único motivo de la identidad sexual. Desde el Observatorio ya vimos con gran decepción el contenido final de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco sobre la Familia denominada ‘La Alegría del Amor’, donde a pesar de hablar de acogimiento de las personas homosexuales y de condenar su discriminación y violencia, denosta y humilla en gran medida a las personas LGBT, sus uniones y sus familias, considerando únicamente familia como un hombre y una mujer con el único objetivo de la procreación. Sin embargo, si entrevimos ciertas rendijas en las que los obispos podrían impulsar alguna interpretación más abierta y flexible”.

Ramírez también reflexionó sobre la actitud y contradicciones de la Institución católica. “No obstante vemos una y otra vez que la Jerarquía Católica en España, a excepción de determinados obispos concretos, está completamente cerrada a un acercamiento a la sociedad y a la flexibilidad de sus dogmas ancestrales, por lo que esa Iglesia más inclusiva y caritativa que muchos feligreses esperaban va a tardar mucho en aparecer en España. La ortodoxia en la moral tradicional, acerca la Iglesia Católica en España más a las interpretaciones caducas y fundamentalistas de las jerarquías de las Iglesias de África y América Latina, que a los posicionamientos de las Iglesias del centro y norte de Europa. Esto sin duda es un hecho lamentable que ofrece una visión de una Iglesia que camina por un recorrido diferente de la sociedad española cuando ahora se cumplen 30 años del ingreso de España en la Unión Europea. Los españoles ya nos hemos concienciado de que somos europeos, pero la Iglesia parece querer permanecer en la autarquía y seguir creyendo que Europa solo empieza más allá de los Pirineos”.

Y comparó la actitud de la Iglesia española con las instituciones religiosas de otros países europeos a la hora de afrontar la temática LGTB. “Estas reiteradas actitudes de la Iglesia Española contrastan con algunos obispos del centro y norte de Europa que hacen llamamiento a un acercamiento más real, algunos incluso como el obispo de Osnabrück dispuestos a celebrar ceremonias de uniones homosexuales. Recientemente el Sínodo Católico de Tréveris (Alemania) ha pedido una pastoral y una ‘oferta litúrgica’ destinada a las personas LGBT y sus familias”. Y finalizó con las siguientes palabras: “Dentro de la Conferencia Episcopal Española hay voces que llaman una apertura y un acercamiento a la sociedad, pero no terminan de controlar a la vieja guardia que continúa con su mantra de una interpretación del Evangelio sesgada, anticuada, simplista y discriminatoria con la sexualidad humana. Ambos discursos no pueden ser defendidos por la Conferencia Episcopal, y van a tener que dar un paso adelante para introducirse en las rendijas que nos acerquen más a Europa, y tienen que empezar a condenar las voces caducas y discrepantes”.

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