La carta de una madre por una “mirada” a su hijo

A veces un simple gesto puede significar mucho, y eso mismo quiso transmitir Mary Alderman, una madre estadounidense que acompañó a su hijo a unos grandes almacenes para que se comprara un juguete con el dinero que había ahorrado. El pequeño, que había querido vestirse con unas zapatillas de Batman y una cinta rosa en […]

25 mayo, 2016
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A veces un simple gesto puede significar mucho, y eso mismo quiso transmitir Mary Alderman, una madre estadounidense que acompañó a su hijo a unos grandes almacenes para que se comprara un juguete con el dinero que había ahorrado. El pequeño, que había querido vestirse con unas zapatillas de Batman y una cinta rosa en el pelo, no dudó en dirigirse al pasillo de las muñecas para elegir una de ellas como regalo.

El temor de la madre apareció cuando se encontraron con otra familia, la reacción de los otros niños hacia su hijo podría ser dañina. Sin embargo, cuando la mirada de Mary se cruzó con la de la otra madre, sintió un gran alivio que más tarde expresó en una carta que publicó en Facebook:

“A la madre que en Target (los grandes almacenes) estaba comprando con sus dos hijos. No me conoce y yo no la conozco, por eso no sabe de la guerra que libro cada día contra mi ansiedad. Cuando pasé a su lado con mi hijo, que esa mañana eligió llevar una cinta de pelo rosa, mientras me tiraba hacia la sección de las muñecas, la vi, vi su mirada. Ir a sitios con mi hijo a veces es duro para mí, entro en pánico cuando pienso en las miradas y lo que pensarán los otros de él. Él afortunadamente no se da cuenta ni le importa. En su particular salida del armario fuimos a comprar una muñeca con el dinero que había ahorrado, ¡si hubiese podido ver la felicidad en su cara cuando llegamos al pasillo rosa! Puro, inocente y alegre. Pero pasamos al lado de su familia en el pasillo lleno de camiones y figuras de acción, quizá no se dio cuenta de que contuve el aliento mientras nos acercábamos, preguntándome cuál sería su reacción si sus hijos le señalaban y se reían de él. Pero en ese momento la vi, usted miró a mi hijo y luego a mí. Nuestros ojos se encontraron y usted sonrió, lo hizo, y entonces miró de nuevo a sus hijos que no apartaban la vista de mi hijo y les sonrió también. Entonces ellos siguieron eligiendo sus juguetes y nosotros fuimos a buscar nuestra muñeca.

Eso fue un ‘choca esos cinco’ entre madres, sin palabras, sin gestos… Solo una sonrisa y un pequeño apoyo. Así que gracias, gracias por fijarse en mi hijo, asegurarse de que los suyos vieran que sus diferencias a usted le parecían bien. Gracias por quitarme la ansiedad esa mañana. Gracias por echarme esa mirada”.

Sin duda, todos deberíamos dar las gracias a esa madre, a ella y a todas y todos los que luchamos por un mundo más humano, tolerante e igualitario.

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