Donde hay pelo hay alegría. Es un dicho tradicional que sigue resultando relevante, porque la alopecia y la calvicie siguen siendo un grave problema al que se enfrentan muchas personas. En ocasiones, el miedo a un trasplante que resulte invasivo y doloroso echa para atrás a la hora de decidirse a frenar la pérdida de pelo. En Inhair Clinic son pioneros en una innovadora técnica denominada FUE (Follicular Unit Extraction), que supone la intervención quirúrgica de extracción individual (pelo a pelo) de folículos, del área donante al área receptora, sin necesidad de puntos y sin dejar cicatrices. Es la técnica de trasplante capilar más avanzada que existe, y el doctor David Arbeláez un experto en ella. Todos sus pacientes buscan lo mismo cuando se informan sobre este tratamiento estético: “Un resultado natural”.
Cada cabeza es un mundo, y el doctor Arbeláez debe valorar cada caso de manera personalizada. “Los patrones de caída son todos distintos, y los procesos pueden estar provocados desde por herencia hasta por aplicar un producto químico”. En ocasiones, hacemos cualquier cosa para intentar mejorar nuestra estética y hacer frente a la alopecia sin consultar antes a un especialista, y al final el resultado puede ser más perjudicial que otra cosa. “Me han llegado pacientes con piezas de integración capilar fijadas al cuero cabelludo. Pelucas que se adhieren con un pegamento especial, y que arranca la piel y el pelo. Tengo pacientes a las que trato desde hace tiempo para intentar arreglar en la medida de lo posible el daño hecho”.
La clave del éxito de la técnica FUE reside en las características naturales del área de la que se extrae el pelo. Suele ser la parte occipital o posterior del cráneo, zonas en que el cabello está programado de forma genética para crecer toda la vida, al poseer receptores hormonales inmunes a la hiperactividad enzimática. Gracias a ello, una vez son trasplantados en las zonas afectadas por la alopecia, no caerán y continuarán su crecimiento habitual. “Es una técnica muy segura y tiene una recuperación bastante rápida”, explica el doctor. Se utiliza anestesia local y la intervención es indolora, otro plus. “Lo único que les preguntan los futuros pacientes a los que ya lo han sido es si les ha dolido. Y la respuesta siempre es no. Eso es lo que más cuidamos”.
Lo primero que hace el doctor Arbeláez cuando recibe por primera vez a un paciente es pedirles el DNI. Y no precisamente para consultar su edad. “La foto que aparece suele tener un tiempo, y generalmente es una de tus mejores fotos. Ahí veo cómo era esa persona anteriormente, y eso me ayuda también a valorar sus expectativas”. El doctor aconseja siempre en función de estándares de belleza establecidos que sabe que pueden favorecer a sus pacientes, que es lo que busca. “Normalmente, lo que les favorece es lo que tenían antes. Si tienes una entrada, lo que has ido perdiendo es margen en esa entrada, y se puede recuperar”.
Es fundamental obtener ante todo un diagnóstico para valorar cada caso. “Los de mujeres y hombres son muy distintos. En un paciente masculino influyen mucho la edad y los factores desencadenantes de la alopecia. Después se valora exactamente lo que desea cada persona”. En el hombre, la alopecia androgenética es el principal desencadenante de la pérdida de pelo. Y el doctor asegura que la edad de sus pacientes va principalmente de los 25 a los 50 años, “aunque el mayor que he tratado tiene 74”. Una gran ventaja de un trasplante capilar con técnica FUE es que, debido a las minúsculas incisiones que se practican, no quedan cicatrices lineales, y la recuperación postquirúrgica es prácticamente indolora y muy rápida, lo que permite al paciente realizar su vida normal en muy poco tiempo. Lo único que hay que tener en cuenta es que el procedimiento es muy largo y laborioso, por lo que se requiere mucha paciencia. “Necesito un tiempo muy bien administrado, en sesiones que pueden ir de nueve de la mañana a seis de la tarde. Intentamos entre todo el equipo crear un ambiente muy agradable y mantener la proximidad, para asegurar la comodidad del paciente”. Los resultados se van viendo progresivamente, y es al año cuando se ve el aspecto final que tiene el cabello trasplantado.
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Te contamos nuestra experiencia en primera persona, pasa página
En primera persona:
Alfonso Llopart
Llevaba varios años planteándomelo. Siempre he tenido entradas y no me importaban, pero en cuanto vi que la coronilla me empezó a ‘clarear’, lo tuve claro: la solución era hacerme un injerto capilar. Me hablaron de hacérmelo en Turquía, pero a través de un amigo conocí la clínica Inhair y, tras una primera visita al Dr. Arbeláez, me convencí de que era mi mejor opción. Busqué un par de días con fin de semana largo después para el reposo, y ‘voilà’. Dependiendo de la cantidad de folículos pilosos que te vayan a ‘trasplantar’, se hace en una o más sesiones. En mi caso fueron dos. Lo que mas me gustó es que el quirófano es muy cálido y agradable, no como en la mayoría de los hospitales. La música de Spotify no para de sonar, y el Dr. Arbeláez y su ayudante Magdalena cantan durante la intervención –¡se las saben todas!–, lo que contribuye a que estés más relajado. Unos pinchacitos de anestesia, y ya no te enteras de nada. Por la mañana te extraen los folículos, por la tarde te los injertan. Se puede hacer un poco pesado, pero no duele en absoluto. El postoperatorio es estricto pero tampoco se me está haciendo pesado. Los primeros días, reposo casi total. Lo más chocante –y gracioso– es que se te pone la cabeza como un balón, pero a los pocos días la hinchazón se va esfumando. Después hay que tomarse las cosas con tranquilidad y seguir unas normas básicas, con el asesoramiento que te hace el doctor. Han pasado solo 4 semanas y, aunque sé que el proceso se completa al cabo de los 4 meses, ya estoy más que encantado.
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