FOTOS: Carmela.work
Tom, jefe de una agencia de publicidad, acaba de perder a su novio en un trágico accidente de moto y viaja hasta su recóndito pueblo natal, situado en una apartada zona rural, para asistir al funeral. Pero cuando llega a la casa familiar, su suegra Agatha y su cuñado Francis desconocen siquiera la existencia de Tom y niegan cualquier tipo de relación que su hijo pudiera tener con él. Empezando por la sentimental, porque esta pequeña familia no puede concebir que su vástago fuera homosexual y por eso aún aguarda la llegada de esa presunta novia que su hijo nunca tuvo. Los problemas para Tom se multiplicarán: no solo tiene que hacer frente a un ambiente hostil y violento sino que, para su sorpresa, descubrirá que quien fue su novio construyó toda una red de mentiras para poder sobrevivir.
Es la primera vez que en España se representa un texto de Michel Marc Bouchard, uno de los dramaturgos canadienses de mayor repercusión en la actualidad y cuyo trabajo ha trascendido al cine en forma de varias adaptaciones. La más conocida, la turbia y desgarrada versión de esta Tom en la granja que otro canadiense de pro, Xavier Dolan, dirigió y protagonizó en 2013 con guion del propio Bouchard –que cambió su polémico desenlace– y que le valió el premio FRIPRESCI de la crítica en el Festival de Venecia. “La nuestra es una versión bastante parecida, pero no tan thriller, y con un final distinto”, explica Gonzalo de Santiago, que interpreta a Tom en este montaje que puede verse en la sala Cuarta Pared de Madrid del 2 al 18 de junio.
Él fue quien se propuso traducir el texto para traer la obra de Bouchard a nuestro país. “Siempre estoy buscando y leyendo textos nuevos. Viví en Estados Unidos varios años y allí entré en contacto con la obra de Bouchard gracias a Enio Mejía, nuestro director. De todas sus obras, la que más me gustó fue Tom en la granja por varios motivos: el tema, cómo está contada, la sensibilidad que tiene y que es una obra de cuatro personajes”.
Esos cuatro personajes son Tom, el urbanita en un entorno que le repudia al mismo tiempo que le atrae; Agatha (Yolanda Ulloa), la madre ultracatólica; Francis (Alejandro Casaseca), el hermano violento y homófobo pero de asombroso parecido físico con el fallecido, y Sarah (Alexandra Fierro), a la que convocan para hacerse pasar por la novia postiza del muerto y que no está dispuesta a participar de la farsa. “Entra y arrasa”, explica Alexandra. “Poco a poco irá destapando la verdad y convencerá a Tom de que no puede abrazar la mentira como lo hizo su novio”.
Tom en la granja habla de homofobia, pero también de la pérdida de un ser querido, de la mentira, de la muerte y de la fascinación por lo desconocido. “Tom, su suegra y el hermano del fallecido comparten el mismo dolor, pero lo viven de distinta manera”, explica Gonzalo. La obra, que nació como un ejercicio de reflexión contra la intolerancia hacia el colectivo LGTB, llega a Madrid casi a modo de símbolo en un año en el que se han registrado 80 agresiones homófobas en la comunidad. “El autor escribe un prefacio muy bonito en el que dice que esta obra trata, entre otras cosas, de las consecuencias en la edad adulta de la homofobia sufrida durante la adolescencia. Porque esos años de formación de tu personalidad determinan el futuro de tu vida y de los que te rodean”, explica Gonzalo. Ya lo dice el autor: los homosexuales aprenden a mentir antes que a amar.
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