Imagina que llegas a casa del trabajo, abres el buzón y en vez encontrar las facturas del gas o del agua lo que hallas son un conglomerado de fotografías de penes y genitales. Eso mismo le sucedió a la neoyorquina, de origen iraní, Soraya Doolbaz.
Pero, ¿quién o quiénes le enviaban ese tipo de imágenes? ¿Con qué intencionalidad?
Hoy por hoy, es un misterio, pero ese hecho que algunos catalogarían como obsceno, a nuestra protagonista le sirvió de inspiración para iniciar un proyecto que a pocos ha dejado indiferente. Fotografiar los penes de los novios y maridos de sus amigas como si los miembros de las parejas de estas fuesen modelos de alta gama y caracterizados de políticos y dictadores históricos, tales como Fidel Castro, Donald Trump o Adolf Hitler.
¿Su objetivo? Limar asperezas en torno a la figura del falo masculino. Que el público, principalmente el femenino, pudiera echarse unas risas y no estar en constante tensión a la hora de visionar un pene. Una situación violenta que, en muchas ocasiones, ha sido impuesta por nuestro propio ámbito cultural, el cual ha tratado el tema de sexualidad o los órganos sexuales como si fuera un tabú. Una imposición principalmente impuesta al ente femenino.
Doolbaz lo define como la revolución de la polla. “Los hombres deberían sentirse orgullosos de sus penes, independientemente de su tamaño, y ni las mujeres ni los hombres gays deberían avergonzarse de disfrutar de ellos. La demanda está ahí. La mayoría de las mujeres y el 100% de los hombres gays adoran las pollas. Así que, ¿por qué esconderlas?”.
La fotógrafa afirma también que el hecho de que tradicionalmente el pene masculino se haya quedado en un segundo plano en favor de los pechos y el trasero, tanto el mundo del cine como en los medios, se debe a que el hombre heterosexual no está muy por la labor de verle el pene a otro hombre. Una forma de ver el órgano reproductor masculino creada a partir de una herencia ideológica machista y poco progresista.
Ahora la cosa está cambiando, y Doobalz aclara que el pene está resurgiendo de sus cenizas cual ave Fénix, en forma de mensaje conceptual para ligar a través de redes sociales, como pueden ser Grindr o Tinder, elevándolo así a una categoría de fotografía artística.