Foto: miguelangelfernendez.net
Si es actriz, es gracias a la televisión. Mejor, dicho, a la ausencia de televisión en su casa. Sus padres decidieron prescindir de ella para buscar otras vías de motivar a sus hijas. Así que esta joven madrileña de 25 años se vio abocada desde pequeña a entretener a sus tres hermanas y a sí misma. “Me apunté a teatro en el colegio, y después en la escuela municipal”. Cuando en la escuela le preguntaron si querría dedicarse de mayor a actuar, alucinó. “Pensé: “¿una se puede dedicar profesionalmente a esto?”, ríe a carcajadas al recordarlo. “No había hecho esa conexión, tan natural, entre los juegos que hacíamos y el teatro”.
Se siente muy afortunada de que su gran pasión se haya convertido en su profesión. “Doy gracias todos los días, me considero una privilegiada”, afirma con una sonrisa de oreja a oreja. A Macarena se la ve muy pizpireta y apasionada, y todavía no termina de creerse su suerte. Cuando aún estaba estudiando en la RESAD logró su primer papel en un montaje del Centro Dramático Nacional, Münchhausen. Tenía 20 años. “Era la primera vez que me enfrentaba a hacer tantas veces una misma función. Hasta entonces, igual había llegado a hacer cuatro, esta vez iba a estar más de un mes… Tuve que enfrentarme a un ejercicio de concentración diario tremendo, para que el personaje estuviese siempre vivo”. En ella conoció a una de sus heroínas, la veterana actriz Teresa Lozano. “Es maravillosa, y me ayudó mucho en esa primera aventura”. Como a ella le gustaría llegar a viejita interpretando, reconoce que siente una atracción especial por las actrices veteranas que siguen en activo. “También me gustan muchísimo Sonsoles Benedicto o Alicia Hermida, con la que hice Maribel y la extraña familia”.
“El teatro es un lugar para decir cosas y para hacer pensar”
Su buena racha teatral ha continuado de la mano del CDN. Tras participar en El inspector y La vida de Galileo, estrena en el teatro Valle-Inclán El laberinto mágico, basado en el gran opus de Max Aub. En realidad habría que hablar, técnicamente, de un reestreno, porque la temporada pasada se pudo ver ya en el mismo teatro, aunque solo durante diez días, y con carácter de work in progress. “El autor de la adaptación nos iba trayendo nuevas escenas, y después de cada función se pasaba un cuestionario al público para que opinara sobre la función, y en base a ello se iban retocando cosas, poniendo, y quitando”.
Foto: Marcos GPunto
Hablamos con ella cuando se enfrentaba a los últimos ensayos, un proceso que disfrutó enormemente. “Hemos reposado la función un año y ahora es un gusto recuperarla, es una función que está muy viva”. Una obra coral en la que se entrecruzan muchas historias, ambientadas en la Guerra Civil, que le inspiraron a Max Aub sus experiencias en aquella época. Las seis novelas y los distintos cuentos que componen esta obra magna sirvieron de base a José Ramón Fernández para extraer los fragmentos que componen las dos horas de teatro. “Es un montaje muy honesto, un ejercicio para recordar. Cuenta historias universales de seres humanos con los que es fácil conectar, porque en realidad es una obra muy sencilla. Lo importante son las emociones que se transmiten en la conversación que se establece entre el público y los actores”. Macarena interpreta además a una actriz, algo que le hace especial ilusión. “Mi personaje forma parte de una compañía que se encuentra con el dilema de luchar haciendo teatro o pegando tiros…”.
Se habla del teatro como instrumento para cambiar el mundo, una de las razones por las que a Macarena le gusta tanto formar parte de ese mundo. “El teatro es un lugar para decir cosas y para hacer pensar”. Y sus experiencias en el Centro Dramático Nacional, un sueño. “En todas las obras en que he estado, el elenco era una maravilla, y todos muy amplios, con actores de todas las edades, algo interesantísimo”. El mimo que siente en su devenir en el teatro público le hace alzar la voz aún más convencida sobre ciertas prácticas que ve en la escena privada, porque siente que en ocasiones se maltrata a las compañías. “Se está imponiendo la multiprogramación en muchos teatros, y creo que deberíamos parar todos un momento para ver cómo se puede hacer para mejorar las condiciones que se ofrecen. Las compañías necesitan que se las cuide y se valoren sus esfuerzos, porque yo ahora veo mucho maltrato a la hora de proponerles condiciones para estrenar”.
“Las compañías teatrales necesitan que se las cuide y que se valoren sus esfuerzos”
Siempre está presente la inestabilidad inherente a la profesión de actor, pero además Macarena ha comenzado su carrera profesional en un momento especialmente complicado, aunque no se suele parar a analizarlo. “Prefiero confiar en que las cosas van a ir saliendo. Y si llega un momento en que no me sale nada, buscaré proyectos que signifiquen algo para mí y si, tal y como están las cosas, con ellos no puedo vivir, trabajaré de lo que sea para sacar dinero, sea de camarera o de teleoperadora”. De momento no se ha visto en esa situación.
Espera además ilusionada el estreno de su debut en el cine, nada menos que de la mano del prestigioso Miguel del Arco, en la que será su primera película, Las furias, cuyo rodaje asegura que ha sido una experiencia increíble. En ella se cuenta la historia de un conflicto familiar que sale a la luz cuando se reúnen todos en una casa en Cantabria, y en el reparto están José Sacristán, Bárbara Lennie, Carmen Machi y Emma Suárez. “Estaba todo el rato con la boca abierta”, asegura. “Son actores impresionantes, con una capacidad de afinar que a mí me maravilló. Yo estaba como mi personaje, que escucha mucho… El cine me ha parecido precioso”. La ilusión con que habla de cada proyecto y de cada experiencia es de las que se contagian. “Soy consciente de mi suerte. Así que me esfuerzo por hacer mi trabajo lo mejor posible, porque siento que tengo una responsabilidad”.
LA OBRA EL LABERINTO MÁGICO SE REPRESENTA HASTA EL 10 DE JULIO EN EL TEATRO VALLE-INCLÁN (PZA. LAVAPIÉS) DEL CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL EN MADRID.