Gran Bretaña ha tomado una de las decisiones más importantes y trascendentales de los últimos años, solo comparable a la tomada en septiembre de 2014, cuando los escoceses decidieron en referéndum seguir no abandonar el país.
La cuestión no es ser parte de un país, sino de un continente. Las urnas se abrieronen los colegios del Reino Unido con el objetivo de saber si la sociedad brtánica quería o no seguir siendo parte de la Unión Europea, el coloquialmente llamado Brexit.
¿Por qué decidir quedarse o irse?
En términos muy generales, los partidarios del abandono argumentan que fuera de la UE la inmigración estaría mejor gestionada, el control antiterrorista sería más eficaz, habría menos burócratas europeos inmiscuyéndose en la legislación británica, se ahorrarían el dinero que cuesta permanecer en la Comunidad Europea y supondría una eficiencia mayor en términos empresariales para el país. Los partidarios de la permanencia argumentan que quedarse en la UE es un beneficio para las generaciones venideras y para la economía el país, hace crecer la presencia geopolítica del Reino Unido, mejora la gestión en seguridad e inmigración y anima a otros territorios británicos a permanecer unidos.
Pero, ¿cómo afectará la salida del Reino Unido de la UE a la comunidad LGTB británica?
Muchos expertos en temática de derechos LGTB, como la vicepresidenta del Parlamento Europeo, Ulrike Lunacek, consideran que la salida de la UE no será beneficiosa para la lucha social en materia LGTB para ninguna de las dos partes. Reino Unido ha sido un ejemplo a seguir en los últimos años para los países de la UE más reacios a fomentar políticas en favor del colectivo LGTB en sus respectivos territorios. Al igual que antaño, Reino Unido también se benefició en su momento de las primeras políticas LGTB llevadas a cabo por países como Bélgica, Países Bajos o España. Esa influencia mutua, rica en valores y justicia social, en favor de una determinada comunidad como es la LGTB, temen algunos que se vea evaporada por ciertos sectores de Gran Bretaña, sobre todo con el auge de los partidos euroescépticos, populistas y de ideología radical.
Otros en cambio, como el político Crispin Blunt del Partido Conservador, no visualizan que los derechos LGTB se vean en modo alguno afectados por salir de la UE. Ven a Reino Unido como un motor a seguir en materia LGTB, la cual no necesita del paraguas europeo para mantenerlos y custodiarlos. Y apelan a que nunca en la Unión Europa ha habido un acuerdo entre las naciones que la componen para crear una política común en defensa de los derechos LGTB. Incluso el grupo LGTB Out and Proud se ha posicionado a favor de la salida de la UE, alegando que la Unión ha sido indiferente a la hora de alcanzar los derecho LGTB en el Reino Unido. “Nunca dejéis que digan que nuestros derechos nos fueron otorgados por la UE, pues muchos de sus miembros aún niegan la igualdad para el colectivo LGTB. Estas victorias [en referencia a los derechos LGTB en Reino Unido] fueron nuestras y debemos sentirnos orgullosos por ello”, explicaban en un mitin.
Los famosos y el Brexit
Multitud de rostros conocidos, fuera y dentro del Reino Unido, mostraron tanto su apoyo como oposición al Brexit.
A favor de la permanencia encontramos a los escritores J.K. Rowling y John Le Carré, el futbolista David Beckham, las actrices Keira Knightley, Kristin Scott Thomas, Emma Thompson y Helena Bonham Carter o el actor Ian McKellen.
En contra de la permanencia, Vladímir Putin, Donald Trump, Marine Le Pen, el actor de los Monty Python John Cleese, el músico Roger Daltrey de The Who o la actriz Joan Collins.