Catherine Corsini: “No creo en el matrimonio”

“¿No hay cosas que crees que no puedes hacer por ser mujer?”, le pregunta Carole (Cécile de France) a Delphine (Izïa Higelin) al principio de Un amor de verano (La belle saison). Acaban de conocerse en el París de 1971 y, aunque proceden de orígenes opuestos, acuerdan verse en las reuniones del grupo feminista de […]

1 julio, 2016
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Catherine Corsini: “No creo en el matrimonio”

“¿No hay cosas que crees que no puedes hacer por ser mujer?”, le pregunta Carole (Cécile de France) a Delphine (Izïa Higelin) al principio de Un amor de verano (La belle saison). Acaban de conocerse en el París de 1971 y, aunque proceden de orígenes opuestos, acuerdan verse en las reuniones del grupo feminista de la universidad. Delphine, hija de campesinos, es consciente de su identidad sexual y ha dejado la dura vida en el campo para trabajar en París. Carole es parisina de origen burgués, profesora de español, vive con su novio Manuel y lidera causas en favor del aborto libre y los anticonceptivos. Cuando ambas comienzan su inesperado romance el reto será doble: luchar contra una sociedad que les oprime por ser mujeres y lesbianas, hasta el punto de que la relación peligre por el qué dirán. 


“Mayo del 68 fue una revolución de chicos blanquitos burgueses donde las mujeres no estaban representadas. Parece que estaban allí para prepararles los bocatas”


Con Un amor de verano (La belle saison), la directora francesa Catherine Corsini, abiertamente lesbiana, quiere honrar a las mujeres que, contagiadas por el espíritu revolucionario de la Francia de Pompidou, lideraron las primeras reivindicaciones feministas. “Tenía ganas de homenajear a las mujeres feministas que a menudo fueron vilipendiadas y tachadas de ‘mal folladas’. Tampoco fui muy feminista durante años… y casi llegué a pensar lo mismo de ellas. Pero me di cuenta de que muchas cosas que hoy doy por hechas se las debo a esas mujeres comprometidas y luchadoras. Muchas de ellas eran lesbianas. Por fin, gracias a su movimiento, podían hablar en voz alta. Es más, las mujeres homosexuales hicieron mucho por la emancipación de la mujer en general”, explica la directora.

Catherine Corsini: “No creo en el matrimonio”
La directora francesa Catherine Corsini
 

Un amor de verano (La belle saison) pone de manifiesto cómo la lucha por los derechos de la mujer y la del colectivo LGTB acabaron tomando rumbos diferentes, pero Corsini quiso bautizar a sus dos protagonistas con los nombres de Carole y Delphine en homenaje a Carole Roussopoulos, activista que documentó la primera marcha homosexual en Francia, y a Delphine Seyrig, junto a la que realizó películas militantes sobre la lucha de las mujeres. “Fundaron el centro Simone de Beauvoir, que atesora todos los archivos de las feministas de la época desde los 70 hasta hoy”, cuenta. Y transmitió ese legado a sus protagonistas. “Las dos actrices se sumergieron en las palabras, el discurso, la importancia de luchas como el derecho al aborto o el derecho a disponer del propio cuerpo. Me pareció esencial transmitir esta energía. Fue lo que me animó durante el rodaje”.


“Fueron los maoístas y el colectivo gay quienes comenzaron a abrirse hacia las mujeres”


Aunque la película se cuida mucho de no resultar un estricto documental sobre el feminismo de la época. “Mi verdadera obsesión fue alejarme de una reproducción rígida de las actividades feministas. Me concedí ciertas libertades, aunque la acción no sea del todo fiel a lo que pasó entonces. Para mí, lo más importante era transmitir la vitalidad de la época. De ahí las ganas de mezclar una de las acciones del FHAR, Frente Homosexual de Acción Revolucionaria, que consiguió sacar a un joven de un hospital psiquiátrico italiano, con las acciones feministas. Es una secuencia muy burlesca, pero es un ejemplo de lo audaces que eran y, en cierta medida, anticipan las acciones que más tarde llevaría a cabo la asociación antisida Act Up, como cuando en los noventa recubrieron el obelisco de la Concordia con un condón gigante”.

Catherine Corsini: “No creo en el matrimonio”
Cécile de France e Izïa Higelin, protagonistas de Un amor de verano (la belle saison)
 

Las circunstancias de Carole y Delphine se complicarán cuando ambas trasladen su relación al campo, donde se darán de bruces con un ambiente más intolerante y homófobo que el de la gran ciudad y que, aún hoy, evidencia la falta de visibilidad LGTB fuera de París.

SHANGAY ⇒ Como pareja profesional y personal, ¿esta película habría sido posible la una sin la otra?

CATHERINE CORSINI  No creo, porque fue Elisabeth la que me empujó a contar esta historia. Y precisamente ahora que venimos de una época de oposición al matrimonio homosexual en Francia, hay que reafirmarse con película como esta. Si no, los reaccionarios terminarán ahogándonos.

ELISABETH PEREZ ⇒ Catherine debió haber rodado esta película mucho antes. A mí me parecía que se escondía y que ha sido nuestra relación la que le ha dado la confianza suficiente para abordar la historia. Es una pena que en sus películas anteriores no aparezcan lesbianas o que no se atreviera a sacar el tema, porque sé que si lo hubiera hecho habría conseguido una historia muy potente. Y hoy más que nunca no debemos de escondernos, porque creíamos que habíamos ganado derechos y hemos descubierto que no.

SHANGAY ⇒ ¿Qué era lo que más os interesaba de la Francia de las revueltas estudiantiles y el auge del feminismo?

CATHERINE ⇒ No la conocí, pero me documenté mucho y observé que las mujeres en el 68 estaban muy poco representadas. Mayo del 68 fue una revolución de chicos blanquitos burgueses donde las mujeres no estaban representadas. Parece que estaban allí para prepararles los bocatas. Fueron los maoístas y el colectivo gay del FHAR, el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria, quienes comenzaron a abrirse hacia las mujeres. Pero los homosexuales hombres acapararon todo el protagonismo, así que ellas fundaron el primer grupo de liberación femenino. Su primera acción feminista fue depositar un ramo de flores en la tumba del soldado desconocido en el Arco del Triunfo de París bajo el lema “¿Quién es más desconocido que el soldado desconocido? Su esposa”. 


“LOS HOMBRES GAYS SIEMPRE SE HAN ORGANIZADO MEJOR QUE LAS LESBIANAS, INCLUSO COMERCIALMENTE. HAN SIDO MÁS SOLIDARIOS ENTRE ELLOS”


SHANGAY ⇒ En una secuencia muy concreta, la película muestra la fragmentación de las reivindicaciones feministas y LGTB, que siguieron caminos diferentes. ¿Fue un gran error histórico?

CATHERINE ⇒ Roussopoulos, por ejemplo, también formaba parte del FHAR. Las feministas ayudaron a la causa lésbica y al revés, sobre todo en la lucha por el aborto y los anticonceptivos, pero luego había chicas que no querían saber nada de las lesbianas… Como decía Roussopoulos, el día que dejamos de divertirnos, el movimiento se partió. Toda esa efervescencia me parecía muy viva, audaz y pasional para trasladarla a la película.

SHANGAY ⇒ ¿El colectivo LGTB también peca de machista?

CATHERINE ⇒ No sé si tiene que ver con nuestra cultura machista o el hecho de que los hombres gays siempre se han organizado mejor que las lesbianas, incluso comercialmente, han sido más solidarios entre ellos. Le Marais en París es buena muestra de ello, porque hay muy pocos locales para las lesbianas. Hay algo en la visibilidad de las mujeres que la hace más complicada… y se esconden, no sé si tiene que ver con la rivalidad, pero yo lucho por crear lazos solidarios con otras mujeres cineastas, por ejemplo. Afortunadamente, las nuevas generaciones son más fuertes y lo controlan mejor.

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Catherine Corsini: “No creo en el matrimonio”

SHANGAY ⇒ ¿Trasladar la historia al campo tiene que ver con denunciar la homofobia en el ámbito rural y en las provincias?

CATHERINE ⇒ No, quería mostrar que Delphine se avergüenza de ser lesbiana y tiene miedo de sí misma. Ella vive su sexualidad libremente en París, pero en el campo todo el mundo la conoce, algo que le lleva a la paranoia. Pero estoy de acuerdo en lo complicado que es ser gay en el campo y en las provincias. Cuando era joven iba a menudo a esa región de Corrèze donde rodamos, y conocí a un chico que tuvo que huir a París porque era imposible seguir viviendo allí como homosexual.

ELISABETH PEREZ ⇒ Cuando estás en la ciudad, te mueves por la energía que te contagia la urbe, siempre en movimiento, y es más fácil reafirmar tu sexualidad en medio del grupo. Pero el campo es inmovilismo, y es más difícil.


“NO SE HA LLEGADO A ERRADICAR A ESA FRANCIA COLABORACIONISTA, RANCIA, DE LA FAMILIA TRADICIONAL. ESA FRANCIA RESISTE GRACIAS A SUS HIJOS Y NIETOS”


SHANGAY ⇒ ¿Cómo surge la concepción libre y natural de las escenas de desnudo?

CATHERINE ⇒ Después de ver La vida de Adèle no quería incluir ninguna escena de amor para desmarcarme de Kechiche, pero viendo la libertad de Cécile de France con la desnudez, me di cuenta de que en la época todo el mundo se despelotaba con una facilidad tremenda y que no me podía limitar su relación a un par de besos tontos bajo un árbol. En el campo la libertad del desnudo es aún mayor, así que me decidí a mostrar un amor fuerte, bello y que no se avergüenza de nada. Fue complicado porque Izïa Higelin se mostraba más reticente a salir desnuda. 

Catherine Corsini: “No creo en el matrimonio”

SHANGAY ⇒ ¿Por qué en Francia las manifestaciones contra el matrimonio gay fueron más agresivas y sonoras que en el resto de Europa?

CATHERINE ⇒ Hoy en día, las asociaciones en contra del matrimonio gay son herederas de aquel profesor Chambard que se oponía al aborto y al que Carole le arroja unas entrañas de vaca en mitad de la película. Esas opiniones reaccionarias nacieron en aquella época. Hace quince años, cuando se aprobó el PACS, la ley de parejas de hecho en Francia, ya hubo un debate muy virulento, pero entonces no consiguieron movilizar a tanta gente. Lo terrible con el matrimonio gay es que si nosotros salíamos a manifestarnos a favor, ellos eran el doble en la contramanifestación.

ELISABETH ⇒ En mi opinión, fue durante los diez años de Sarkozy, desde que fue Ministro del Interior a Primer Ministro, cuando creció todo este movimiento racista y homófobo. 

CATHERINE ⇒ Yo iría mucho más lejos. En nuestro país no se ha llegado a erradicar a esa Francia colaboracionista de la II Guerra Mundial, rancia, de la familia tradicional, de la burguesía adinerada que no quiere perder lo que ha conseguido y que protege su mezquindad. Yo pensaba que se había ido, pero esa Francia resiste gracias a sus hijos o nietos, que pueden llegar a ser igual de violentos y perturbadores.

SHANGAY ⇒ Lo sorprendente es que en Francia llegó a existir un movimiento opositor al matrimonio igualitario dentro del colectivo LGTB porque lo consideraba “un concepto burgués”…

CATHERINE ⇒ Sí, y las feministas también están en contra. Yo misma no creo en el matrimonio.

ELISABETH ⇒ En aquellos años, si estabas contra la burguesía, estabas contra el matrimonio.


 LA PELÍCULA UN AMOR DE VERANO (LA BELLE SAISON) SE ESTRENA EL 1 DE JULIO.


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