Amor en el cuarto oscuro

A altas horas de la madrugada, en el sótano de un club de sexo gay de París y en medio de un festín de rabos y culos, Théo (Geoffrey Couët) y Hugo (François Nambot) cruzan sus miradas. Han sentido una conexión sin ni siquiera tocarse y, a pesar de que ambos están follando por separado […]

15 julio, 2016
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Amor en el cuarto oscuro

A altas horas de la madrugada, en el sótano de un club de sexo gay de París y en medio de un festín de rabos y culos, Théo (Geoffrey Couët) y Hugo (François Nambot) cruzan sus miradas. Han sentido una conexión sin ni siquiera tocarse y, a pesar de que ambos están follando por separado con hombres distintos, saben que deben conocerse. No han cruzado palabra alguna, pero en ese cuarto oscuro, bajo la roja luz ultravioleta y al ritmo de la música electrónica de Karelle Kuntur solo existen el uno para el otro. 

Y nada es sórdido. Al contrario, su encuentro es honesto y hasta entrañable. Porque si en tiempos de aplicaciones para ligar y fiestas fetiches los clubes sexuales se han convertido en una nueva manera de conocer gente, no debería sorprendernos que la pareja protagonista de Théo & Hugo, Paris 5:59 se enamore en un cuarto oscuro. Lo hacen durante 20 minutos, en una explícita secuencia de sexo rodada a tiempo real –como el resto de la cinta– que abre la última película de los directores franceses Olivier Ducastel y Jacques Martineau (Jeanne y el chico formidable) que, si por algo han destacado en su carrera cinematográfica, es por su absoluta falta de pudor para el sexo y por su empeño en visibilizar problemáticas como el estigma del VIH. Porque Théo & Hugo, Paris 5:59 comienza con una orgía, pero no elude asuntos como el sexo en parejas serodiscordantes o los riesgos del sexo sin protección, los otros grandes temas de la película. En medio de este paseo nocturno por París, Geoffrey Couët y François Nambot, un dúo de actores casi debutantes sin miedo al desnudo.

SHANGAY ⇒  ¿Qué posibilidades hay de encontrar el amor en medio de una orgía en un cuarto oscuro? 
FRANÇOIS NAMBOT ⇒ ¿Y por qué no? Es más romántico que en un restaurante de comida rápida, ¿no? No hay un lugar especial para enamorarse.
GEOFFREY COUËT ⇒ Definitivamente, es mejor que un local de comida rápida.

SHANGAY ⇒  ¿Qué es lo que más os interesó de vuestros personajes?
G.C. ⇒ Théo es un chico tímido, lo cual es fascinante porque yo no lo soy en absoluto. Pero tímido no significa vacío, así que tuve que trabajar en todo lo que esconde. Como actor, me gusta indagar más en el interior que en el exterior de los personajes, así que era perfecto para mí. Me gusta también que sea un poco naïve, lo hace más sensible. Durante su viaje por las calles de París, Théo experimenta un montón de emociones: amor, miedo, ira, sorpresa…
F.N. ⇒ Me gusta que Hugo tenga tanta energía y que sea un tío con iniciativa. Y maneja muy bien el tema del VIH. La enfermedad no le impide vivir, es muy positivo.

Amor en el cuarto oscuro

SHANGAY ⇒ La primera secuencia sorprende por su falta de pudor, no solo por los cuerpos desnudos y los penes erectos, sino por la manera explícita en la que están filmadas las felaciones, por ejemplo. ¿Cómo os preparasteis para rodarla?
F.N. ⇒ ¿Te sorprendió de verdad? Durante la preproducción leímos el guion unas cuantas veces con Geoffrey, Jacques y Olivier, así que sabíamos perfectamente cómo se iba a rodar. Solo ensayamos una vez con un equipo reducido para ver cómo reaccionábamos a la desnudez, tanto los actores como el equipo técnico. 
G.C. ⇒ Conocí a François el día del casting. Los dos tenemos la misma edad y una carrera parecida, así que hicimos la prueba con toda sinceridad y generosidad. Lo más importante era mostrar una relación de confianza. Con François por supuesto, pero con los directores también. Nos reunimos un montón de veces y debatimos todo. Al final, no había ningún tabú entre nosotros. La escena se planteó como una coreografía, extremadamente precisa, lo que era importante para nosotros. Porque es mi cuerpo, pero son los movimientos de Théo decididos por los directores. 

SHANGAY ⇒  ¿Tuvisteis algún problema con los momentos más sexuales? 
G.C. ⇒ Era todo tan surrealista… Había 15 personas desnudas, pero después de tres minutos de vergüenza te dabas cuenta de que todos éramos iguales y de que no era para tanto. Estar desnudo y en actitud sexual no era tan complicado. 
F.N. ⇒ El primer día que rodamos esa escena fue un poco raro, claro, pero tras unas horas de trabajo completamente desnudos no piensas en eso. Nos olvidamos de la desnudez e hicimos nuestro trabajo. Y hubo momentos verdaderamente divertidos. 

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Amor en el cuarto oscuro

SHANGAY ⇒ ¿Ninguno especialmente difícil?
G.C. ⇒ Nada especialmente complicado, pero sí lo recuerdo como algo muy intenso. Rodamos mucho tiempo y fue un trabajo muy exigente físicamente. Recuerdo que dos días después aún estábamos agotados. Rodar la escena de sexo fue como jugar un partido de fútbol de ocho horas. 
F.N. ⇒ El club era realmente pequeño, hacía mucho calor y fue agotador, además de la oscuridad y la atmósfera roja. Tenías que concentrarte mucho en lo que estabas haciendo. Cuando acabamos, estaba algo mareado y deseando respirar aire fresco.  

SHANGAY ⇒ ¿Qué instrucciones recibisteis de Ducastel y Martineau para esa escena? 
G.C. ⇒ El guion estaba lleno de detalles sobre cómo Théo y Hugo intercambiaban miradas, lo que estaban pensando… Un día Olivier nos pidió más morbo, porque el día anterior habíamos estado mucho más sexys [risas]. Jacques nos pedía que hiciéramos “mamadas líricas”, una idea que me parece muy poética.
F.N. ⇒ En realidad querían que actuáramos como en una escena normal y corriente. Y eso es lo que es, solo que con un poco más de sexo. 


“Rodar la escena de sexo fue como jugar un partido de fútbol de ocho horas”


SHANGAY ⇒ Debido a su contenido sexual, no ha tenido que ser fácil sacar el proyecto adelante en el circuito comercial…
G.C. ⇒ Porque imagino que la gente se asusta, pero otros se sentirán atraídos por la naturaleza de ese material. 
F.N. ⇒ Sí, pero esa es también su cualidad más poderosa. Como la película no está financiada por ningún canal de televisión, sino por el productor Emmanuel Chaumet y Épicentre, la distribuidora francesa, Jacques y Olivier tenían toda la libertad de mostrar lo que querían, incluyendo escenas explícitas. 

SHANGAY ⇒ El desconocido del lago abrió un camino para mostrar sin miedo la desnudez y las escenas sexuales, además de para tratar el sexo sin protección. ¿Está el cine francés llevando el cine erótico gay a una nueva etapa? 
F.N. ⇒ Puede ser. No soy un experto en cine gay, pero ojalá la valentía de esas películas no conociera fronteras. 

Amor en el cuarto oscuro

SHANGAY ⇒ Théo & Hugo, Paris 5:59 es una historia de amor que recuerda a Antes del amanecer, Weekend y Jeanne y el chico formidable. ¿Manejabais esos referentes?
G.C. ⇒ ¡Es que Théo & Hugo es sobre todo una historia de amor! El vínculo con Jeanne es obvio y Weekend es una referencia: dos chicos de los que no te separas. 
F.N. ⇒ Sin duda, debatimos un montón los referentes y esos títulos surgieron en la discusión. También estudiamos Locke, con Tom Hardy, por su tratamiento en tiempo real. 

SHANGAY ⇒ La película habla del impacto del VIH/sida en nuestra generación. No es habitual ver una historia de amor en torno a una pareja serodiscordante y que aborde un tema como la profilaxis pre y postexposición, sobre todo en un momento en el que en muchos países se discute la idoneidad del PrEP. 
G.C. ⇒ No estoy muy al día del PrEP y la Truvada porque son relativamente nuevos en Francia. Sin embargo, encuentro extraño tomar un medicamento todos los días para no adquirir un virus que te obligará a tomar un medicamento todos los días… Quiero decir, ¡ponte un condón y disfruta! 
F.N. ⇒ Esperamos que la película sea vista por mucha gente joven para que sepan qué deben hacer en caso de un incidente como el de la película. Es realmente bueno que exista porque ha cambiado la vida de mucha gente. Pero eso no debería ser una invitación para cometer salvajadas. Los condones siguen siendo la mejor solución para prevenir el sida y la gente debe saberlo.

SHANGAY ⇒ El sexo sin protección es un tema importante en la película. Tanto, que a ratos parece una campaña de concienciación.  
G.C. ⇒ ¡Y funciona! Tras los primeros visionados, la gente me decía que ya no tiene miedo de tomar la profilaxis postexposición, sobre todo sabiendo que verdaderamente funciona. Si la película puede cambiar la vida de una persona, ya es un éxito. 
F.N. ⇒ No es el tema principal de la película, que es el riesgo que implica enamorarse, pero es una advertencia para la gente joven. En Francia, la película no está recomendada para menores de 16 años cuando es precisamente esa franja, entre los 16 y los 18, la que debería verla para tomar conciencia de no practicar sexo sin protección.


LA PELÍCULA THÉO & HUGO, PARIS 5:59 SE ESTRENA EL 15 DE JULIO.


 

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