5 razones para viajar solo

Aprovechando la sesión de fotos realizada por Marco Ovando, en la que ha inmortalizado al modelo Philippe LeBlond durante su viaje de 9.000 km en furgoneta desde Los Ángeles a Nueva York, hemos sentido la necesidad de reivindicar el viajar solos, al menos una vez en la vida. Y es que este tipo de aventuras enriquecen mucho a las personas, aunque siendo sinceros, tampoco nos habría importado demasiado acompañar a Leblond en su furgoneta… Pero centrémonos, y lee con atención porque te vamos a dar 5 razones para viajar solo.

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5. Puedes ir donde quieras

El principal problema cuando haces un viaje con más gente es elegir el destino y organizarlo todo: billetes, hoteles, entradas a museos… En cambio, cuando viajas solo no necesitas todos esos preparativos, tú eliges dónde quieres ir y cuándo, incluso puedes cambiarlo todo a última hora; y si vas en coche o furgoneta, no tienes ni siquiera que tener un plan definido. En definitiva, es toda una aventura.

4. No tienes horarios

Al no tener un plan cerrado, puedes descansar cuando te plazca, dormir hasta las tantas o madrugar sin que nadie se queje de que aún no ha amanecido. Eres el que manda y debes aprovechar para relajarte y disfrutar sin estrés.

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3. Dejas los problemas atrás

Nadie te recordará ningún problema de tu día a día durante tus vacaciones. Todo lo relacionado con tu trabajo, tu familia, tu ex… todo queda atrás. Eso sí, está totalmente prohibido usar las redes sociales; bueno, tal vez podría hacerse una excepción con Grindr, ya que todas las personas nuevas que conozcas no sabrán nada de ti, lo que nos lleva al siguiente punto.

2. Puedes ligar con quien quieras

Tienes libertad para conocer a gente nueva, ligar con quien quieras y llevártelo a la habitación (o donde sea). Nadie te reprochará nada, ni te avasallará a preguntas al día siguiente, ¡es todo un lujo!

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1. Te conoces a ti mismo

Después de haber disfrutado del viaje, te darás cuenta de que has descubierto cosas de ti que, quizás por estar siempre rodeado de otras personas, no conocías. Sabes lo que de verdad echas de menos, te das cuenta de que quizá hay cosas que creías esenciales y al final no lo son tanto, descubres qué es lo que de verdad quieres, etc. Sin duda, aunque no seas el modelo Philippe LeBlond ni tengas sus abdominales, deberías hacer un viaje así en algún momento de tu vida.