El micropene en la Antigua Grecia

Las casualidades no existen. Así, cada vez que en un museo nos paramos a ver una estatua de la Antigua Grecia donde un hombre aparece desnudo, nos perguntamos la razón de ser de ese micropene que siempre les acompaña. Y nos lo hemos planteado todos al menos en voz baja, admitámoslo. Discobólo de Miron Hay un factor impepinable: […]

El micropene en la Antigua Grecia
20 julio, 2016
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Las casualidades no existen. Así, cada vez que en un museo nos paramos a ver una estatua de la Antigua Grecia donde un hombre aparece desnudo, nos perguntamos la razón de ser de ese micropene que siempre les acompaña. Y nos lo hemos planteado todos al menos en voz baja, admitámoslo.

El micropene en la Antigua Grecia
Discobólo de Miron

Hay un factor impepinable: desde los inicios de la civilización, el pene se asocia a masculinidad y virilidad, símbolo de poder y supremacía del hombre. Pero algo cambió a orillas del Egeo: un pene pequeño no es pereza del que lo esculpe, sino imagen de belleza y buenas maneras. “Los griegos asociaban los penes pequeños y flácidos a la moderación, una de las virtudes esenciales que formaban su visión del ideal masculino”, explica en Quartz el profesor Andrew Lear, especializado en el mundo clásico al que se escucha por las Universidades de Harvard o Columbia.

Así pues, el cánon de proporción y estética hacía del micropene el objeto de deseo del macho heleno. Un miembro grande y asimétrico resultaba ordinario y grotesco, y daba lugar a la sátira y la ridiculización. Incluso Aristóteles aplicaba su propia lógica al explicar que, cuánto más largo, menos fértil por tener que recorrer el esperma un camino más sinuoso. “Existe este contraste entre los penes pequeños y flácidos de los hombres ideales (héroes, dioses, atletas desnudos) y los enormes y erectos penes de los sátiros (seres mitológicos mitad hombre, mitad cabra, borrachos y tremendamente lujuriosos) y varios hombres no ideales. Hombres decrépitos y ancianos, por ejemplo, tienen a menudo penes largos”, continúa Lear.

El micropene en la Antigua Grecia
Laocoonte y sus hijos

Por cierto, a los que tengan en mente el David de Miguel Ángel, explicarles que al igual que el resto de renacentistas, se basaba en el concepto de belleza griega retomando su arte, dato que deja a las claras que ya existía el conocimiento. Además, en Grecia no estaba bien vista la circuncisión, el prepucio debía cubrir el glande pues resultaba descortés y vergonzoso que quedara al descubierto. Los atletas llegaban incluso a amarrárselo con una cinta para evitar la deshonra.

El micropene en la Antigua Grecia
Hermes con el niño Dioniso

En este sentido, merece la pena detenerse en Príapo, dios rupestre de la fertilidad que siempre aparece representado con una flamante fimosis instalada en un tremendo falo, símbolo de poder. Pero ojo, porque su erección era objeto de poemas cómicos y viñetas obscenas que por cierto, le otorgaron un protagonismo literario que jamás gozo en la mitología.

Kenneth Dover, investigador de campo y autor de Greek Homosexuality, habla del interés griego en los genitales, pero con nula obsesión por el tamaño. Su erotismo estaba basado en el “pene pequeño y sin circuncisión”, lejos de esos “dioses infértiles, seres mitológicos como los sátiros, hombres feos y viejos, y en los bárbaros” que presentaban un miembro de dimensiones acentuadas.

El micropene en la Antigua Grecia
Príapo

Entonces, ¿qué ha ocurrido para que el pene ideal haya variado en su concepción a lo largo de los siglos? La presión social que se puede llegar a soportar detrás de un físico puede estar detrás del paradigma, aunque en ningún caso, ni antes ni ahora, vinculamos la realidad con la estética. Y es que no todo es la proa del barco, y sí el movimiento de la marea…

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