¿A quién no le gusta pasear de la mano junto a su pareja, pasar un domingo de manta y película en casa apoyado sobre su pecho o compartir una escapada romántica a algún rincón escondido del mapa? Pues aunque nos parezca extraño, hay personas que, de manera innata, rechazan todo esto.
Los arrománticos no experimentan atracción romántica hacia otros, y no lo hacen como una elección personal, sino que no sienten la necesidad emocional de regalar flores, compartir un helado o dar un beso en cada esquina.
Esto no significa que sean personas frías o que no puedan mantener una relación de pareja, pero lo hacen sin una conexión física continua. Los arrománticos, como cualquier persona, sienten la necesidad de apoyo empático de su pareja, pero lo satisfacen de una manera que no implica actos románticos ni algodón de azúcar.
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