Desde hace cuatro años, Cari y Lauri viven juntas en Natick, Massachusetts. Jamás habían tenido ningún problemas hasta que este verano se han encontrado con una agresión homófoba en su propia casa: la bandera LGTB que ondeaba en su porche ha desaparecido y, a cambio, los ladrones arrojaron huevos a la fachada de su casa.
Por supuesto, denunciaron ante la Policía los hechos… Y entonces llegó la preciosa respuesta de sus vecinos. A través de la asociación Rainbow Peace Flag Project, que facilita banderas arcoíris a todo aquel que lo solicita, se han repartido 60 de ellas en domicilios de los alrederores para mostrar su apoyo a la pareja. ¡Bravo!