En 2014, un colegio de Carolina del Norte prohibió a Grayson Bruce, un niño de nueve años, acudir a clase con una colorida mochila de la serie Mi pequeño pony. Grayson se había quejado de que otros compañeros le empujaban y golpeaban por ser seguidor de un programa infantil con una audiencia mayoritariamente femenina. Pero la dirección del colegio, en lugar de reprobar a los agresores y defender la libertad e identidad del alumno y su derecho a acudir con una mochila inofensiva, decidió abordar el problema por el lado equivocado: prohibió a Grayson volver con la mochila por considerarla “detonante de acoso” y le acusaron de provocar una “disrupción en el aula”, dejando a los agresores impunes.
Tras saber del caso de Grayson y del testimonio de otros niños y niñas aficionados a la serie que sufrieron insultos y agresiones similares sin que ningún adulto hiciera nada por evitarlo, el dramaturgo Paco Bezerra se puso manos a la obra. Y en 2012 comenzó a escribir el primer acto de El pequeño poni, texto que aborda la crisis de pareja sufrida por unos padres cuando su hijo manifiesta síntomas evidentes de maltrato y abuso escolar por llevar a sus espaldas la mochila de sus dibujos animados favoritos.
Suficiente para que los actores Roberto Enríquez y María Adánez decidieran involucrarse en el proyecto y protagonizar una obra que nos saca los colores por no saber prevenir y afrontar el bullying homófobo como es debido abriendo un debate entre la libertad de expresión y la garantía de protección.
SHANGAY ⇒ ¿Conocíais el caso de Grayson Bruce antes de leer el libreto?
ROBERTO ENRÍQUEZ ⇒ No sabía nada hasta que Luis Luque, el director, me llamó para proponerme la obra. Pero cuando leí la primera parte del proyecto, que fue lo único que leimos cuando dijimos que sí al no estar la obra completa, tuve la sensación de conocer la historia.
MARÍA ADÁNEZ ⇒ Hasta que todo empezó a tomar forma, yo tampoco sabía nada. El hecho de hacer El pequeño poni nace de volver a trabajar juntos Luis y yo después de Insolación. Me dijo que había empezado el proyecto con Paco Bezerra hace años en un taller de escritura dramática y que era una función interesante y bien escrita sobre el acoso escolar.
«LA RESPONSABILIDAD DEL ACOSO ESCOLAR ES DE TODOS» (MARÍA ADÁNEZ)
SHANGAY ⇒ ¿Qué os parece la serie de dibujos?
ROBERTO ENRÍQUEZ ⇒ Yo he visto algún capítulo y es una serie particular. Por lo general, los dibujos animados son entretenimiento didáctico, pero esta, además de eso, tiene la esencia de los valores humanos y de la amistad. Es normal que en torno a la serie se haya creado todo un fenómeno social.
MARÍA ADÁNEZ ⇒ Quien se ha visto la serie completa es Paco Bezerra, te lo garantizo. Y es curioso que defendiendo la amistad, la serie se haya convertido en objeto de la mayor de las intolerancias.
SHANGAY ⇒ A la hora de exigir responsabilidades, ¿quién es más irresponsable, el colegio o la familia?
MARÍA ADÁNEZ ⇒ Ahora que estoy tan metida en la historia, quiero creer que la responsabilidad del acoso escolar es de todos. El comportamiento agresivo, autoritario e incluso racista de los niños en el patio del recreo responde a patrones de poder y del mundo de los adultos, de lo que ven en la sociedad, entorno, en la televisión y en sus casas. Nosotros en la función damos pocas respuestas porque este matrimonio no las tiene, aunque se posicione ideológicamente.
ROBERTO ENRÍQUEZ ⇒ Es muy fácil echar balones fuera y decir que la culpa la tiene el otro. En primer lugar, el niño sufre la agresión de sus compañeros por ser como es, no solo por llevar esa mochila. En segundo lugar, la comunidad educativa, que se supone es una autoridad moral y tiene una responsabilidad, se posiciona en contra del niño y lo criminaliza. Y tercero, el niño sufre una agresión por parte de los padres con sus decisiones sin tener en cuenta sus deseos. Al final, el niño es un receptor de agresiones, unos por odio e intransigencia y otros por amor. Esta no es una historia maniquea, te resulta difícil posicionarte.
«EL PRINCIPAL TEMOR DE ESTA MADRE ES QUE LE PASE ALGO A SU HIJO POR SU IDENTIDAD SEXUAL. ESTAMOS A AÑOS LUZ DE LA NO DISCRIMINACIÓN» (MARÍA ADÁNEZ)
SHANGAY ⇒ Es curioso que en ningún momento se mencionen las palabras homofobia ni homosexual, pero que están presentes desde el principio.
MARÍA ADÁNEZ ⇒ Sobre todo por parte de la madre, que siente vergüenza. Ella no quiere hablar de ese tema. Y es a propósito que el texto no se quede reducido únicamente a eso. Está ahí, porque la mochila es de color rosa y el niño se pone la camiseta de su prima, pero me parece más inteligente no quedarse en ese aspecto. Porque la gente que sufre acoso no lo sufre solo por ser homosexual, también por ser mujer, gordo, llevar gafas, ser torpe, tener granos, ser un empollón…
ROBERTO ENRÍQUEZ ⇒ Sería un demérito centrarlo en el hecho de que el niño sea amanerado o que manifiesta actitudes más propias de las niñas por lo que dice María, pero sí es un tema porque la mochila es rosa y el poni tiene cabellos largos de colores que no responde al patrón de la testosterona. El padre representa al librepensador que lucha por la libertad y la identidad frente a la madre, que es más conservadora, pero el niño es así desde que nació. Y eso es una cosa que los padres nunca han hablado entre ellos. Lo han visto, lo saben, pero no se atreven a ponerle nombre hasta que estalla el conflicto.
MARÍA ADÁNEZ ⇒ Y hasta que el niño empieza a tomar decisiones encaminadas a su propia personalidad y sus padres ven que no tienen el control. El principal temor de la madre es que le pase algo a su hijo por su identidad sexual. Y es que es verdad, a día de hoy, en esta sociedad, una madre sabe que si su hijo es gay puede sufrir más porque estamos a años luz de la no discriminación.
La entrevista continúa, pasa página
SHANGAY ⇒ Queda la puerta abierta a una interpretación transgénero cuando el niño decide cambiarse el nombre.
MARÍA ADÁNEZ ⇒ En mi opinión, no creo que llegue a ser tan rebuscado. En la adolescencia buscas tu identidad y él ve en los dibujos una representación de la amistad y la tolerancia que no ve en su entorno, por eso se agarra a la ficción y decide cambiarse el nombre por el de uno de los personajes.
ROBERTO ENRÍQUEZ ⇒ Si el niño claudicara y abandonara la mochila no pasaría nada, pero él se hace fuerte en su diferencia y no se doblega. Por eso se busca un mundo paralelo que le proteja.
«ANTE UNA CIRCUNSTANCIA TAN TREMENDA, SÉ QUE ME GUSTARÍA LUCHAR POR SU DERECHO A SER E IR COMO QUIERA» (ROBERTO ENRÍQUEZ)
SHANGAY ⇒ ¿Cómo habríais actuado vosotros en una situación como esta?
ROBERTO ENRÍQUEZ ⇒ Todos tenemos una idea muy clara sobre cómo hacer las cosas, pero cuando el rayo te atraviesa la realidad es otra. Ante una circunstancia tan tremenda, sé que me gustaría luchar por su derecho a ser e ir como quiera y no olvidarme de su opinión.
MARÍA ADÁNEZ ⇒ Cuando la vida te muestra su lado menos amable, florece nuestra verdadera naturaleza. Lo que intuyo es que si fuera madre, abogaría por la libertad de expresión, pero que sería más conservadora de lo que me gustaría por una cuestión protectora. No es la solución, pero el miedo es poderoso y la realidad no responde a ideales.
SHANGAY ⇒ ¿Tener hijos cambia la percepción de la obra?
ROBERTO ENRÍQUEZ ⇒ No, cambiaría si hubiera pasado por ese problema. Esto es un ejercicio de imaginación y lo que creo es que el problema no es una mochila. Los expertos te dicen que es mejor no cambiar de colegio al alumno para que no se sienta criminalizado.SHANGAY ⇒ La obra también apuesta por un componente mágico.
MARÍA ADÁNEZ ⇒ Es una manera muy delicada, sutil y amable de terminar la historia. Se podía haber quedado en el realismo desgarrador y ese cuento te da un respiro necesario, una esperanza.
ROBERTO ENRÍQUEZ ⇒ Le da un vuelo poético maravilloso la utilización de metáforas, porque lo entiendes de otra manera más poderosa que no pasa por la razón.
LA OBRA EL PEQUEÑO PONI SE REPRESENTA EN EL TEATRO BELLAS ARTES (C/MARQUÉS DE CASA RIERA, 2) DE MADRID HASTA EL 16 DE OCTUBRE.