La homofobia se manifiesta de la forma más insospechada. El pasado sábado, un hombre sexagenario quiso causar una tragedia en el club gay Arrows, en la ciudad australiana de Sidney, al cambiar el lubricante de un dispensador del bar por ácido clorhídrico.
Afortunadamente, la seguridad privada del local se percató a tiempo y consiguió reducir al individuo. Y avisaron a la policía, que arrestó al hombre por un intento de envenenamiento y atentando contra la salud pública.
Esta no es la primera vez que se produce un hecho de tales características en el Arrow, ya que el dispensador de lubricante había sido boicoteado en pasada ocasiones. Por ese motivo, sus dueños decidieron instalar una alarma que fue la que avisó a la seguridad del local de la sustitución por ácido clorhídrico.
Y no es un asunto para tomárselo a broma. El ácido clorhídrico es una potente disolución muy corrosiva que si entra en contacto con la piel puede provocar grandes daños como quemaduras, ampollas o úlceras, haciendo verdaderos estragos en el conducto rectal.
El individuo, detenido por la policía, ya ha sido puesto en libertad condicional bajo fianza. El próximo 20 de septiembre se está citado a declarar ante el juez.