El príncipe Harry, que celebra hoy su 32º cumpleaños, ha vuelto a hacer una visita al hospital Mildmay de Londres, especializado en la atención a pacientes con VIH/sida, el mismo al que solía acudir su madre Diana de Gales a finales de los años 80 para romper el estigma que en aquella época se asociaba a la enfermedad. Siguiendo el legado de su madre, el príncipe intenta hacer visitas al centro siempre que puede, y afirma que aunque le gustaría no hacerlas públicas, hoy en día le resulta imposible a causa de las redes sociales. Además, a principio de julio de este año, se sometió a una prueba de VIH como muestra de su compromiso con la causa.
Cuando muchos creían que el VIH podía ser contagiado a través del simple contacto, Diana fue el primer miembro de la realeza que se sentó en la cama de un paciente con sida, le agarró la mano y le dio un beso en la mejilla, una imagen que publicaron los medios de comunicación de medio mundo y que ayudó a dar visibilidad y concienciar a la población acerca de una enfermedad que, a causa del desconocimiento, se trataba con terror.
Sin duda, Harry ha heredado la filantropía y la solidaridad de su madre. Este verano estuvo en Malawi ayudando en un proyecto para proteger a 500 elefantes de los cazadores furtivos.